Partida a la Casa del Padre de la Madre Magdalena Pla tortosa

SOR Mª. MAGDALENA PLA TORTOSA, Religiosa Carmelita del Monasterio de la Purísima Sangre de Cristo de Onteniente (Valencia) España, después de una larga agonía que empezó el día Miércoles 14 a las 23:45 que al mismo tiempo la vivió con mucha paz y serenidad que transmitía en su rostro, entró en el gozo del Señor, la madrugada del Jueves 15 a las 4:27 de la mañana, a los 84 años de edad.

Adela, era su nombre de bautismo, nació en Onteniente el 27 de Enero de 1937, en el seno de una familia cristiana, siendo la tercera de cuatro hermanos.

De adolescente llevaba una vida profundamente cristiana, era catequista de comunión, y pertenecía a la Acción Católica, pasaba los Domingos muchas horas de oración delante del Santísimo Sacramento. De esos encuentros con el Señor, surgió su vocación a la vida contemplativa carmelita.

Su padre D. Rafael, cuando se enteró que su hija quería ser carmelita, primero no quiso darle el permiso, le decía: ¿Por qué tú?, esto se lo decía por el dolor que sentía de verse separado de su hija si entraba al Carmelo. Adela, conociendo que su padre formaba parte de la adoración nocturna y que, para él, la adoración nocturna era algo muy sagrado, le dijo un día: Padre, ¿usted que hace en la adoración nocturna? Y él le respondió: “Eso es lo más grande, estar delante del Señor, contemplándole y rezando por el mundo.” A esta respuesta de su padre, le responde Adela: “Pues Padre, yo voy hacer en el convento todos los días lo que usted hace una vez al mes en la adoración nocturna.” Su Padre, al escuchar estás palabras de su hija, se le cayeron las lágrimas y le dijo: “vete cuando quieras, tienes mi permiso.” Con esto Adela, explicó a su padre lo que ella sentía que el Señor la estaba llamando a: “vivir unida a Cristo como su esposa, intercediendo por la salvación de todas las almas.”

Entró a este Carmelo de Onteniente cuando tenía 19 años de edad, en el año 1956. En el Monasterio le cambiaron el nombre, por el de Sor Mª Magdalena de los Dolores, sus primeros votos los emitió el 30 de Mayo de 1958, y finalmente la Profesión de Votos Solemnes el 30 de Mayo de 1961.

Ya de religiosa fue muchos años secretaria, consejera, Maestra de Novicias, y Priora en distintos Trienios y Sexenios. Servicios que desempeñó con mucha generosidad de entrega.

A nosotras las jóvenes nos ayudó mucho cuando fue nuestra Madre Maestra y también Priora, el observar cómo se entregaba a la comunidad, siempre muy generosa con todos, todo lo daba, se preocupaba por las necesidades del otro. Y también su vida de oración, de sencillez y entrega a Dios.

Nos decía: “No vale la pena haber dejado tanto, familia, estudios, país…, para venir aquí a vivir a medias, o para hacer el tonto, no, eso no, para eso es mejor que se vayan.” También decía: “Sea quién sea la priora, me guste o no, hay que respetarla y obedecerle viendo que es el Señor, quien está en ella.” Esto lo tenía ella muy presente, tanto que cuando ya estaba muy enferma y no podía explicarse bien, nos decía: “Sea una la priora, dos, tres.., sea la que sea, obedecer, como al Señor.”

Su relación con la Sierva de Dios, Madre Carmen Crespo Roig, quién está en proceso de Canonización, fue muy buena, siempre nos hablaba de ella, de los consejos que Madre Carmen, le daba cuando convivió con ella.

En sus últimos años que estuvo ejerciendo de Priora antes de caer enferma, cantaba siempre: “Dios es bueno, Dios es bueno.”

También algunas personas cercanas al Monasterio Y algunas hermanas comentan, que les decía: ¿Cómo será el encuentro con el Señor? ¿el encuentro cara a cara con el Señor? Lo decía con una profundidad y con anhelo de ese encuentro.

Cuando ya terminó su último periodo de priorato, ya estaba enferma, empezamos a cuidarla, cada día necesitaba más ayuda, hasta depender totalmente de nosotras; ella que nos había dado tanto, vemos como el Señor, nos permitió entregarnos a ella cuidándola en medio de su enfermedad, esto ha sido una gracia de Dios, para nosotras.

Todo ese tiempo enferma, aproximadamente tres años y medio, siempre la veíamos contenta, con una sonrisa en sus labios. A veces veíamos en su rostro como si algo le dolía, y le preguntábamos: ¿Qué le duele? ella no podía expresar con palabras a causa de la demencia, lo que le pasaba, sólo le salían algunas palabras. Siempre nos respondía: “Estoy bien, bien, y sonreía.” Pero sabíamos algo le dolía, teníamos que ir adivinando. Cuando era un dolor muy fuerte era más fácil de darnos cuenta ya que se tocaba el sitio donde sentía el dolor haciéndose un leve masaje. Y aun así nos sonreía, es como que si ella no quería que sufriéramos.

La Madre Magdalena fue una persona muy sufrida, su fortaleza era el Señor. ¡Sólo Dios sabe todo el dolor que pasó! sin poder decirlo.

Sor Mª Magdalena, también fue muy devota al Santísimo Cristo de la Agonía, y a la Inmaculada Concepción, patronos de Onteniente.

Quería mucho a los Sacerdotes, y a todas las personas. Y por ello el Señor, le regaló estar muy rodeada en la Misa Exequial, por muchas personas del pueblo y conocidos de los pueblos vecinos, más veinte Sacerdotes, presidiendo el Excmo. Y Rvdmo. Sr. D. Jesús Murgui Soriano, Obispo de Orihuela - Alicante, quién también la quería mucho.

D. Jesús Murgui, en la homilía entre otras cosas nos comentó: “Cuando yo estuve en Onteniente como Párroco, Plebán de Santa María, y confesor de las Madres Carmelitas, la figura de la M. Magdalena, su persona, su tarea, iba totalmente unida a la persona de la M. Carmen Crespo Roig.” Y resaltó también D. Jesús: “Concretamente el testimonio de vida de M. Carmen Crespo y M. Magdalena, me llevó personalmente a ver lo que era este Monasterio, de lo que eran las hermanas, de lo que era esta comunidad de carmelitas, una vida sencilla, una vida alegre, una vida profundamente de entrega al Señor, una vida de fe enorme en el poder de la oración, en definitiva, una vida de personas consagradas.”

D. Jesús, prosiguió diciendo: “Nos queda dar gracias a Dios, por el bien que, por medio de ella, el Señor, nos ha hecho. Fue la M. Magdalena, una persona que supo salvar lo que significa este Monasterio para la Iglesia y para Onteniente, abriéndolo a la nueva presencia de religiosas jóvenes, venidas de una tierra querida, más allá del mar, que tuvo la sensibilidad, la inteligencia, la delicadeza, la paciencia, el tacto de acompañar a las mayores y acoger a las más jóvenes, algo que nunca es fácil y que gracias a esa labor, uno que en estos tiempos ha visto cerrar dramáticamente monasterios, creo que en el fondo como cristianos, como Iglesia en Onteniente, debemos muchísimo, una enorme gratitud en el caso concreto a la M. Magdalena, porque ella supo realizar esa labor que, yo creo que en el fondo, fue salvar esta casa y que la Iglesia en Onteniente siga teniendo este tesoro de intercesión ante Dios que es, y quiero que siga siendo, por gracia de Dios, esta Casa en la que estamos…”

D. Jesús, también al comentar la lectura de San Pablo, hizo referencia: “Mirad, tanto la sierva de Dios M. Carmen, como la M. Magdalena fueron probadas en tantas cosas, incluyendo también el tema de la enfermedad y el dolor, por cuestiones personales llenas de sufrimiento, y se abandonaron, se fiaron, se dejaron totalmente en la misericordia de Dios, en su amor, que nunca nos deja, convencidas de lo que San Pablo nos dice: “nada nos puede separar del amor de Dios”.

Nosotras damos gracias a Dios, por los años compartidos con la Madre Magdalena, y por todo lo que nos ha enseñado por medio de ella. También agradecemos al Sr. Obispo. D. Jesús Murgui Soriano, y a todos los Sacerdotes, y personas que en ese día nos acompañaron.

Ahora, con la Esperanza puesta en Cristo Resucitado, sabemos que la Madre Magdalena, CAMINA YA FELIZ EN EL PAÍS DE LA VIDA…

Monasterio de la Purísima Sangre de Cristo

Monjas Carmelitas de Onteniente (Valencia) España.