Sor Mª Isabel del Corazón de Jesús Chirinos

Mi nombre es Sor Mª Isabel del Corazón de Jesús Chirinos España. Tengo 28 años de edad, soy de Venezuela y en Marzo de 2021 Dios mediante cumpliré nueve años de vida religiosa en este Carmelo.

A pesar de que mi familia siempre ha sido religiosa, de ir a Misa los Domingos, recibir los sacramentos, ayudar un poco en la Parroquia…etc. nunca pensé ser monja, al contrario, quería casarme, tener hijos, estudiar una carrera y tener un trabajo que me diera dinero, prestigio, comodidades, en fin, quería tener de todo, ser feliz, pero en el fondo sin contar con Jesucristo.

A los 12 años ya había hecho la primera comunión y la confirmación, es decir que, según yo, ya tenía bastante catequesis. No quería ir a la iglesia, pero sí a fiestas, quería vivir (de hecho vivía) de la apariencia, del afecto de mis amigos, del tener dinero y cosas materiales innecesarias como lo era mi móvil, una moto, a esa edad. Pero los planes del Señor eran otros para mí. A pesar de mi rebeldía y resistencia, mis padres me llevaron a unas catequesis para jóvenes y adultos del Camino Neocatecumenal donde te hablan del sentido de la vida y de la muerte, del amor de Dios en la dimensión de la cruz…etc, y aunque en ese momento no me enteraba mucho del asunto, al final acepté formar parte de una pequeña comunidad (de laicos) para crecer en la fe. Después de llevar un tiempo en la comunidad, cuando empecé a tomarle el gusto a las cosas que ahí hacíamos, que era: preparar y celebrar la Palabra de Dios, la Eucaristía, también a través de la música, de cantar y rezar con los salmos de la Biblia; experimentaba una alegría y una satisfacción que no me daban el dinero, ni el afecto de nadie, ni las fiestas, ni las cosas materiales.

A los 17 años de edad, asistí a un encuentro vocacional al que asistieron jóvenes de todas partes de mi país, y ahí mis catequistas nos hablaron de lo importante que es descubrir y estar abiertos a la voluntad de Dios, aunque esa voluntad normalmente no cuadre con la propia; de la importancia y necesidad de seguir a Cristo desde el sacerdocio, desde la vida consagrada activa y contemplativa, de la importancia de la oración de estas hermanas que estaban en los Monasterios dando su vida por la conversión y salvación del mundo.

Al final del encuentro vocacional, los catequistas invitaron a ponerse de pie a aquellos que sentían o creían que el Señor les llamaba a vivir más de cara a Él, y yo me levanté. Después de un tiempo de discernimiento, ayudada por mis catequistas y hermanos de comunidad, me preguntaron si quería venir a este Monasterio de la Purísima Sangre de Cristo, a hacer una experiencia por un año; ya llevo casi nueve y si Dios quiere el próximo año emitiré la profesión de votos solemne, en la que con la ayuda de Dios, me consagraré a Él para toda la vida.

La verdad es que estoy contenta y agradecida al Señor, porque a pesar de mis debilidades y pecados Él permanece fiel, me mantiene en la Iglesia, en esta comunidad carmelita concreta, y me da la gracia de experimentar que no hacen falta tantas cosas para ser feliz, sino que la verdadera alegría está en hacer la voluntad de Dios, sabiéndose amada por Él, sirviendo a los hermanos, dando la vida para que otros conozcan a Dios y se salven.

Recen por mí, para que sea fiel y esté abierta a la voluntad de Dios Padre, como hizo la Virgen María.

Gracias.