Viernes, 9 de julio de 2021

San Agustín Zhao Rong y compañeros

Lecturas:

Gn 46,1-7.28-30. Puedo morir, después de haberte visto en persona.

Sal 36. El Señor es quien salva a los justos.

Mt 10, 16-23. No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre.

La primera lectura continúa mostrándonos una verdad importante para tu vida: Dios no es una idea ni un ser lejano. No. Dios es el Dios de la alianza, el que te ama, que te ha creado por amor, que quiere que seas feliz y que, por eso Él te dice hoy y cada día: no temas, Yo bajaré contigo a Egipto...

Es decir: no tengas miedo, que Dios está contigo, camina contigo en medio de tu historia. En medio de tu matrimonio, de tu familia, de tu sacerdocio, de tu juventud, de tu trabajo, de tu cruz… Ahí está el Señor contigo.

Muchos días no lo ves, pero está. Dios no deja de amarte nunca.

Por eso, el Salmo te dice: Confía en el Señor. ¡Fíate de la historia que Él está haciendo contigo! El Señor no abandona a sus fieles.

Sea él tu delicia y te dará lo que pide tu corazón. ¿Qué es lo que pide tu corazón? No es dinero, ni poder, ni éxito… El que pide todo eso es tu “hombre viejo”. No. Tu corazón lo que pide es vida, vida en plenitud. Y esa vida sólo el Señor te la puede dar. Tu corazón es tan, tan grande que sólo Dios puede llenarlo del todo. Por eso, cuando le haces caso a tu “hombre viejo” y te entregas a los ídolos experimentas el vacío y la insatisfacción.

El Evangelio nos invita también a vivir en la confianza. A ser sagaces y sencillos. Sagaces como serpientes, porque el diablo, como león rugiente busca destruirte, busca robarte la llamada, apagar tu fe, quitarte la alegría, hacerte dudar del amor de Dios. Por eso, “no os fiéis” de estas voces que quieren separarte del Señor.

No. El Señor nos invita a ser sencillos. A ser como niños, confiados, descansando en el amor de Dios, fiándonos del Señor, aunque no entendamos muchas cosas…

Nos invita a no preocuparnos: el Espíritu Santo hablará en ti y pondrá en tu corazón lo que necesitas en cada momento.

El que persevere hasta el final, se salvará. ¡Pídeselo al Señor!

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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