Viernes 5 de Marzo de 2021

Abstinencia

Lecturas:

Gén 37, 3-4. 12-13a. 17b-28.  Ahí viene el soñador; vamos a matarlo.

Sal 104.  Recordad las maravillas que hizo el Señor.

Mt 21, 33-43. 45-46.  Este es el heredero: venid, lo matamos.

En este camino cuaresmal hacia la Pascua, al encuentro con Jesucristo vivo, la Palabra hoy te invita a la conversión, a vivir en la humildad.

La humildad es la puerta de la fe, es el “humus”, la tierra buena en la que la semilla puede ser acogida y dar fruto abundante.

Humildad para acoger la Palabra de Dios y entrar en el misterio de la elección de Dios.

Humildad que no tienen los hermanos de José –que es figura de Jesucristo–, que no aceptan que Dios escoja a los pequeños y se dejan atrapar por la envidia, el odio y los celos; lo que les llevará a venderlo como esclavo.

Pero Dios es Señor de la historia y no deja que fracase su plan de salvación, no permite la muerte de José, y mostrará cómo es capaz de escribir recto con renglones torcidos…

Por otra parte, los jefes de los fariseos tampoco tienen una actitud de humildad: se han apropiado de la Palabra de Dios y ven a Jesús como una amenaza y, por eso deciden eliminarle.

Pero a nosotros también nos puede pasar lo mismo si vivimos en la autosuficiencia, en el orgullo, en la arrogancia.

Es lo que nos pasa cuando nos queremos apropiar de la Palabra de Dios para que diga lo que nos interesa, porque tal vez nos sentimos amenazados por ella, porque nos llama a la conversión.

Y entonces echamos fuera al Espíritu Santo, y la acabamos convirtiendo en letra muerta. Nos apropiamos del don y queremos utilizarlo según nuestra voluntad y nuestro proyecto.

En el fondo, falta de humildad, de confianza: aunque te llame la conversión, Dios no quiere tu muerte, sino todo lo contrario, quiere que tengas vida y vida en abundancia.

 Es lo que nos pasa también cuando nos rebelamos contra la historia que Dios está haciendo con nosotros, y pretendemos decirle a Dios cómo tiene que hacer las cosas. En el fondo, orgullo y arrogancia.

Si crees, ¡verás la gloria de Dios!

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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