Viernes 5 de Febrero de 2021

Santa Águeda

Lecturas:

Heb 13, 1-8.  Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.

Sal 26.  El Señor es mi luz y mi salvación.

Mc 6, 14-29.  Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.

La Palabra que el Señor nos regala hoy nos llama, como siempre, a la conversión.

El Aleluya nos ha dado la clave: Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia.

Por una parte, conversión a ser fieles a la misión encomendada. A vivir nuestra vocación profética que hemos recibido en el bautismo, en fidelidad a Jesucristo.

Por otra parte, conversión a Jesucristo, a poner toda la vida bajo el Señorío de Jesucristo.

Herodes tiene un problema que también podemos tener tu y yo: no ver el Evangelio como una Buena Noticia sino como una amenaza. Ve en Dios a un rival que le quita libertad, que le quita poder. En el fondo, que no quiere que sea feliz.

Esta conversión pasa por aceptar la Palabra, acogerla en el corazón, desear vivir en la voluntad del Señor; no justificar nunca nuestro pecado, sino reconocerlo, confesarlo y confiar en la misericordia de Dios. ¡Invoca cada día al Espíritu Santo, para que te dé un corazón dócil y agradecido!

Y, la primera lectura, nos ha invitado a ser fieles en algunos puntos muy concretos:

Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad.

Acordaos de los presos… de los que son maltratados

Que todos respeten el matrimonio; el lecho nupcial, que nadie lo mancille.

Vivid sin ansia de dinero, contentándoos con lo que tengáis.

 Y con una gran confianza, porque Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre y él mismo dijo: «Nunca te dejaré ni te abandonaré»; así tendremos valor para decir: «El Señor es mi auxilio: nada temo»… El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?.

Dios te ama y quiere que tengas vida y vida en abundancia. Jesucristo no viene a quitarte nada, ¡sino a dártelo todo!

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

 ¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

Volver a reflexiones a la Palabra de Dios