Viernes, 4 de junio de 2021

Lecturas:

Tob 11, 5-18.  Tras el castigo, Dios se ha apiadado, y ahora veo a mi hijo.

Sal 145.  Alaba, alma mía, al Señor.

Mc 12, 35-37.  ¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David?

Una de las formas mas sutiles de idolatría en la que podemos caer es la de “fabricarnos” un dios a la medida de nuestros deseos. Sí, con minúscula, un dios que no sería más que un ídolo.

Por eso, la Palabra nos invita a vivir con fidelidad.

Lo hemos cantado en el Aleluya: El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él.

Porque la fe es vivir una historia de amor con el Señor: haber descubierto que Dios te ama gratuitamente, que Jesucristo ha muerto y ha resucitado porque te ama, que el Espíritu Santo está realizando en ti la obra de la santidad, y vivir cada día respondiendo a este amor.

Por eso, la fe no es una carga, sino un don; no es una ideología, sino una vida; no es una exigencia, sino un regalo.

Porque no se vive con espíritu de esclavo, sino con corazón de hijo.

Y Dios que te ama, te habla, a través de su Palabra y también a través de los acontecimientos de la historia.

Como consecuencia de la Alianza que Dios ha hecho con su pueblo, Él nos regala los Mandamientos como las diez palabras de la vida, como el camino que nos lleva a la felicidad y a la vida eterna.

También nos invita a vivir la vida como historia de amor y de salvación. Y todo vivido en fidelidad, que es una de las consecuencias del amor.

Fidelidad a la Palabra: no somos dueños, sino servidores de la Palabra, y no podemos manipularla ni “descafeinarla”, según nuestros intereses o conveniencias.

Fidelidad a la historia: sin robarle la gloria a Dios, Glorifica al Señor, Jerusalén…, con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos, sino proclamando tu Magnificat: que Dios es fiel y cumple sus promesas, que está haciendo en ti obras grandes.

El que vive así, puede ver cumplido el Salmo en su vida: Alaba, alma mía, al Señor: alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista.

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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