Viernes, 31 de diciembre de 2021

San Silvestre

Lecturas:

1Jn 2, 18-21. Estáis ungidos por el Espíritu Santo, y todos vosotros lo conocéis.

Sal 95. Alégrese el cielo, goce la tierra.

Jn 1,1-18. El Verbo se hizo carne.

Vosotros estáis ungidos por el Espíritu Santo. ¿Qué significa permanecer fieles a esta unción? Significa permanecer fiel al Espíritu Santo, vivir conforme al don recibido en el bautismo y la confirmación. El Espíritu Santo va guiando al discípulo que se abre a su acción hasta la verdad completa (cf. Jn 14, 26).

Esta unción es una participación en la unción profética de Jesús, una unción espiritual por la fe: En Cristo también vosotros, después de haber escuchado la palabra de la verdad —el evangelio de vuestra salvación—, creyendo en él habéis sido marcados con el sello del Espíritu Santo prometido (cf. Ef 1, 13); Es Dios quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros; y además nos ungió, nos selló y ha puesto su Espíritu como prenda en nuestros corazones (cf. 2 Cor 1, 21).

La enseñanza fundamental del Espíritu Santo es el señorío único de Jesucristo. Son verdaderos creyentes los que confiesan con sus labios y proclaman con su vida ese señorío de Jesucristo y no quieren vivir ya ni sometidos a las pasiones de su corazón herido por el pecado original ni por los vaivenes de las modas del mundo.

Muchas cosas podríamos decir del Evangelio. Pero nos vamos a fijar solo en una: vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.

Creer en el nombre de Jesús es reconocer lo que la persona de Jesús es: el Hijo de Dios venido en carne. Y aceptarle y entregarse completamente a Él.  Quien así cree y abre su corazón al Señor, recibe el poder ser hijo de Dios. Este es un don gratuito. Es un verdadero nacimiento nuevo que es obra exclusiva del Espíritu Santo: estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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