Viernes, 30 de diciembre de 2022

La Sagrada Familia

Lecturas:

Eclo 3, 2-6. 12-14.  El que teme al Señor honra a sus padres.

Sal 127.  Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

Col 3, 12-21.  La vida de familia vivida en el Señor.

Lc 2, 22-40.  El niño iba creciendo y llenaba de  sabiduría

Celebramos hoy la fiesta de la Sagrada Familia. Dios quiso nacer y crecer en una familia humana.

El matrimonio y la familia no son una invención humana fruto de situaciones culturales e históricas particulares, ni una convención social, un rito vacío o el mero signo externo de un compromiso.

Dios tiene un proyecto sobre el matrimonio y la familia, así nos lo dice Jesús: el Creador en el principio los creó hombre y mujer, y dijo: «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne»; «lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre». El sacramento del matrimonio es un don para la santificación y la salvación de los esposos.

La familia cristiana está llamada a ser una verdadera Iglesia doméstica en la que Jesucristo es la piedra angular sobre la que se construye la casa: La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dando gracias de corazón… todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Jesús.

       Una Iglesia doméstica que vive, celebra la fe y proclama la fe: que Jesucristo vive y es el Señor de la familia. Y, por tanto, una familia que reza en familia, tanto los esposos, como toda la familia.

Está llamada a ser una comunidad de vida y de amor. Una comunidad en la que se vive con un amor como el de Cristo. Nos lo ha recordado san Pablo: revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

Una comunidad en la que cada uno es querido por lo que es y no por lo que vale o por lo que aporta. Una comunidad que quiere vivir en la verdad y en el respeto; en el perdón y la misericordia, buscando siempre el bien del otro, especialmente del pequeño, del más débil.

Una comunidad que acompaña a las personas heridas en su sufrimiento y les ayuda a sanar y crecer.

¡Preséntale al Señor tu familia y pídele el don del Espíritu Santo!, para que la renueve y os conceda la comunión.

Reza también por todas las familias, especialmente por las que están sufriendo y pasando por dificultades.

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

¡Ven Espíritu Santo!
🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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