Viernes, 27 de agosto de 2021

Santa Mónica

Lecturas:

1 Tes 4,1-8. Esto quiere Dios de vosotros: una vida sagrada.

 Sal 96. Alegraos, justos, con el Señor.

Mt 25, 1-13.  Que llega el esposo, salid a recibirlo.

En el Evangelio hemos escuchado: velad, porque no sabéis el día ni la hora.

Nos presenta la parábola de las diez vírgenes, invitadas a una fiesta de bodas, símbolo del Reino de los cielos.

Ser cristiano es ir al encuentro de Cristo, el Esposo, fiel y misericordioso que nos ha amado primero, para tomar parte con él en el banquete nupcial.

Esta relación es la que el Señor quiere vivir contigo: una relación de amor, de intimidad, de cercanía, de presencia salvadora en tu vida de cada día, en tu vida de hoy. No viene a quitarte nada de lo que te da la felicidad, sino a dártelo todo. Esto es vivir de la fe.

La fe no es una teoría que se aprende, sino una vida que se goza, que se vive con el Señor. No estás solo. El Señor está contigo todos los días.

Y esta historia llegará a su plenitud cuando lleguemos al cielo, la meta hacia la que caminamos.

En la primera lectura hemos escuchado que Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino santa. Estamos llamados a ser santos en Cristo, por la presencia y la acción del Espíritu Santo en nosotros, dejándonos hacer por Él, como Él quiera y al ritmo que Él quiera.

El agente principal de tu santificación es el Espíritu Santo. Eres templo del Espíritu Santo, llamado a la verdadera comunión e intimidad Dios, y nos lleva a la ruptura con el pecado y con las costumbres paganas.

Pero hay que estar en vela porque el Señor hoy sigue llamando a la puerta de tu corazón: si le abres Él te regalará una vida nueva.

Y el enemigo quiere robarte principalmente dos cosas que van unidas: la confianza en el amor gratuito de Dios y la esperanza.

Quiere hacerte dudar del amor de Dios, hacerte dudar de que actúe en tu vida y entonces te lleva a la angustia y a la desesperanza.

No podemos vivir en el pesimismo catastrofista. Eso no viene del Señor. Podemos ver como la barca de nuestra vida, de la Iglesia, del mundo…, es zarandeada por tempestades de todo tipo. Pero en medio de la oscuridad aparece Jesucristo Resucitado, que es Señor de la historia y hoy, de nuevo, nos dice -te dice-: Soy yo… No tengáis miedo… Yo estoy con vosotros todos los días… Recibid el Espíritu Santo…

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

Homilias de D. Jorge Miró

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