Viernes, 26 de noviembre de 2021

Lecturas:

Dan 7,2-14. Vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre.

Sal: Dan 3,75-81. Ensalzadlo con himnos por los siglos.

Lc 21, 29-33   Cuando veáis realizarse estas cosas, sabed que el Reino de Dios está cerca.

La Palabra que el Señor nos regala hoy nos invita a tener una mirada de fe y confianza sobre la historia y sobre nuestra vida.

En el Aleluya, hemos cantado: Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.

Es verdad que muchas veces vemos aparecer las bestias que describe el profeta Daniel. Bestias que salen del mar, morada de la serpiente, símbolo del mal. Bestias, reinos humanos e ideologías que ejercen el poder despótica y arbitrariamente contra el hombre.

Pero estas bestias no tienen la última palabra.

La visión de Daniel continua con una teofanía: aparece una especie de tribunal celestial presidido por un anciano con vestiduras blancas, y aparece el Hijo del hombre, figura mesiánica a la que se entrega el señorío eterno sobre todos los pueblos y naciones: Jesucristo es el Rey de Reyes, ¡suyo es el Reino, el poder y la gloria! Su reino no acabará.

Dios lleva la historia, y es ¡historia de salvación!

Por eso, la Palabra nos invita a la esperanza: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Ese es el fundamento de nuestra esperanza: la fidelidad de Dios. La certeza de que no hay nada ni nadie que pueda separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. La certeza de que Jesucristo Vive. Ha resucitado de entre los muertos, ha vencido a la muerte.

La certeza de que está guerra está ganada: Porque han derribado al acusador de nuestros hermanos… Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero.

La certeza de que el Señor está con nosotros todos los días, hasta el fin de los tiempos.

La certeza de que el Señor está en medio de tu vida. Y si le dejas entrar en ella, ¡está ahí salvándote!

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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