Viernes 25 de Diciembre de 2020

La Natividad del Señor

Lecturas:

Is 9, 1-3. 5-6. Un hijo se nos ha dado.

Sal 95, 1-3. 11-13. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

Tit 2, 11-14. Ha aparecido la gracia de Dios a todos los hombres.

Lc 2, 11-14. Hoy os ha nacido un Salvador.

La celebración de hoy te invita a contemplar el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, la mayor obra del Espíritu Santo en la historia: Dios se ha hecho hombre para que tú seas divinizado, la Palabra se ha hecho carne para darte la salvación, para hacerte pasar de ser esclavo a ser hijo de Dios.

Este año estamos viviendo una Navidad muy especial; diferente a la que hemos vivido en años anteriores. La pandemia nos obliga a vivir con precariedad.

Esta Navidad se parece mucho a la primera Navidad, la que vivieron la Virgen María y San José con el Niño Jesús. También aquella Navidad fue “rara” y llena de precariedades: al emperador se le ocurre hacer un censo de todo el Imperio (¡ahí queda eso!). María, a punto de dar a luz, ha de viajar más de cien kilómetros en las condiciones de entonces. Están solos. Da a luz y ha de recostar al Niño en un pesebre…

Por eso, tal vez hoy estemos mejor preparados para vivir auténticamente la Navidad.

Porque toda esta precariedad nos invita a centrarnos en lo esencial.

Y ¿qué es lo esencial? Lo esencial es lo que nos ha anunciado al ángel: No temáis, os anuncio una buena noticia…: hoy… os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor.

También hoy a ti te dirige el ángel esta palabra de parte del Señor: ¡No tengas miedo! ¡No te dejes robar la alegría de la Navidad!

La clave para poder vivir la Navidad como María y José es estar llenos del Espíritu Santo. Él lo hace todo nuevo.

Y entonces verás cumplida en tu vida la primera lectura: El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande. Una luz, la Luz de Cristo que ilumina tu historia y así puedes cantar el cántico nuevo: la alabanza, la bendición, porque vives la presencia del Señor, que lo hace todo nuevo, por medio de su Espíritu.

Una Luz que te da discernimiento para conocer hoy cuál es la voluntad de Dios, y te concede vivir descansado en las manos del Señor, que te ama.

Una Luz que te da confianza para afrontar el futuro, porque sabes que el que Señor no deja de amarte nunca y está contigo todos los días, hasta el fin de los tiempos.

Una Luz que te hace descubrir que tú no te puedes dar la vida a ti mismo, pero que no estás perdido.

Si le abres el corazón al Señor, si le dejas que sea el Señor de tu vida, de toda tú vida, también tú cantarás el cántico nuevo: ¡verás y proclamarás la gloria de Dios!

¡Santa y Feliz Navidad!

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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