Viernes, 20 de enero de 2022

Lecturas:

Heb 8, 6-13. Mejor es la alianza de la que es mediador.

Sal 84.  La misericordia y la fidelidad se encuentran.

Mc 3, 13-19. Llamó a los que quiso para que estuvieran con él.

En estos primeros días del tiempo ordinario la Palabra nos va preparando para poder escuchar y acoger la predicación de Jesús.

Hoy continúa invitándonos a descubrir que estamos en el tiempo de la Nueva Alianza, con todo lo que ello significa: a vino nuevo, odres nuevos.

La Nueva Alianza está escrita no sobre tablas de piedra, sino en el corazón del hombre: Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.

Yo seré su Dios: es una relación de amor, en la que no cabe la idolatría. Por eso, necesitamos un corazón puro, como hemos cantado en el Salmo: La salvación está cerca de los que lo temen.

     · Ellos serán mi pueblo, el pueblo santo del Señor: Dios, por un amor gratuito, vive en medio de su pueblo y camina con Él. Lo cuida como a la niña de sus ojos.

La Nueva Alianza, que realiza y perfecciona la antigua, será sellada en la cruz por la sangre de Cristo.

La Nueva Alianza, no se fundamenta en un legalismo exterior al hombre, sino que le afecta interiormente, le transforma, le hace fiel desde el corazón: el hombre vive para hacer la voluntad de Dios. Una voluntad que no se impone desde fuera, sino que está infundida en el corazón del hombre, es la medida intrínseca de su naturaleza, una medida que está inscrita en él y lo hace imagen de Dios, y así criatura libre (Benedicto XVI).

Y el evangelio nos anuncia un sacerdocio nuevo. Todo es gracia: llamó a los que quiso. Nadie es Apóstol por sus méritos, ni por pertenecer a una familia, sino por ser llamados gratuitamente por Dios.

Y los llamó para que estuvieran con él. No se trata de enseñar una doctrina meramente aprendida, sino de transmitir una vida. Para ello, hay que vivir a los pies del Maestro para escuchar cada día su Palabra y conocer su voluntad.

Y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios, es decir, a hacer lo mismo que hizo Jesús: proclamar el Evangelio con palabras y obras.

Doce eran las tribus de Israel, Doce son los Apóstoles, cimientos del nuevo Israel, que es la Iglesia.

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

       ¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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