Viernes, 17 de febrero de 2023

Los siete santos fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María

Lecturas:

Gn 11,1-9: Bajemos y confundamos allí su lengua.

Sal 32,10-11.12-13.14-15: Dichoso el pueblo que Dios se escogió como heredad.

Mc 8,34-9,1: El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

       La Palabra que nos regala hoy el Señor nos invita, como siempre, a la conversión.

La torre de Babel es símbolo del peor de todos los pecados: la soberbia.

Cuando el hombre se empeña en ser autosuficiente y quiere robarle la gloria a Dios, llega Babel, la confusión, la división, la imposibilidad de la comunión.

        Todo es don, todo es gracia. No nos damos la vida a nosotros mismos. No somos dioses, somos criaturas. Cuando el hombre arrogante y autosuficiente quiere arrebatarle a Dios la soberanía, cuando el hombre se cierra a la acción del Espíritu, todo se torna un caos informe.

Por eso, el reverso de Babel será Pentecostés.

Porque, como hemos cantado en el Salmo: El Señor deshace los planes de las naciones… Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad.

El Evangelio nos muestra el camino del discipulado, y el Señor nos propone tres actitudes fundamentales:

Negarse a uno mismo, tomar la cruz y seguir a Jesús: vaciarnos de nuestros criterios para escuchar y acoger la Palabra del Señor y seguirle a Él, viviendo cada día haciendo su voluntad.

Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará: Creados para la relación y para la donación, no podemos vivir en un narcisismo autorreferencial que nos lleva a la muerte espiritual.

      Dar testimonio: no como una exigencia sino como un don. Como fruto de vivir enamorados y llenos del Señor.

Y el que vive así tiene vida eterna: os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios en toda su potencia.

      Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

       ¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

Volver a reflexiones a la Palabra de Dios