Viernes, 10 de junio de 2022

Lecturas:

1 Re 19, 19a.11-16.  Aguarda al Señor en el monte, que va a pasar.

Sal 26, 7-14.  Tu rostro buscaré, Señor.

Mt 5, 27-32.  No cometerás adulterio.

Hoy contemplamos a Elías que, amenazado de muerte por Jezabel, llega al Horeb, el monte de Dios, para encontrar al Señor y el Señor pasó. Pero, ¿cómo pasó?

Dice Benedicto XVI (cf. Pentecostés 2005) que Elías, en el monte Carmelo, había tratado de combatir el alejamiento de Dios con el fuego y con la espada, matando a los profetas de Baal. Pero, de ese modo no había podido restablecer la fe.

En el Horeb debe aprender que Dios no está ni en el huracán, ni en el temblor de tierra ni en el fuego; Elías debe aprender a percibir el susurro de Dios y, así, a reconocer anticipadamente a aquel que ha vencido el pecado no con la fuerza, sino con su Pasión; a aquel que, con su sufrimiento, nos ha dado el poder del perdón. Este es el modo como Dios vence.

La verdadera manifestación de Dios se da en la humildad y en la bondad: El Señor ha escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las ha revelado a los pequeños (cf. Mt 11, 25).

Así, que si quieres encontrar a Jesús, ya sabes dónde lo encontrarás: en el último lugar. Al cielo se sube, bajando.

Y el Señor envía a Elías –y a nosotros– a la misión. Para ello, hay que escuchar cada día la voz del Señor y estar siempre en camino, dejándonos guiar por el Espíritu Santo que es la brisa suave que el Señor nos envía cada día.

El Evangelio nos invita a tomar en serio nuestra vida: de nada le sirve a uno ganar el mundo entero, si se pierde su alma (cf. Mt 16, 26).

Y también nos invita a vivir la fidelidad en el matrimonio desde lo más profundo del corazón allí donde sólo Dios ve… Cada mañana se vuelve a tomar ante Dios esta decisión de fidelidad, pase lo que pase a lo largo de la jornada. Y cada uno, cuando va a dormir, espera levantarse para continuar esta aventura, confiando en la ayuda del Señor (cf. Francisco, AL 319).

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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