Sábado 9 de Enero de 2021

San Eulogio de Córdoba

Lecturas:

1 Jn 4, 11-18.  Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros.

Sal 71.  Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.

Mc 6, 45-52.  Lo vieron andar sobre el mar.

Hoy, la Palabra nos da otro signo de estar acogiendo a Jesucristo en nuestra vida: En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu.

 Y si dejas actuar al Espíritu en tu corazón, si te dejas llevar por Él, en tu vida van apareciendo los frutos del que camina según el Espíritu (cf. Gal 5, 22-23).

Y la Palabra hoy nos habla de dos frutos, el amor fraterno: Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud; y la fortaleza: No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor.

 Si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. Si el amor a Dios es auténtico, te llevará a amar también al prójimo. Si tienes experiencia de que Dios es el Padre bueno que te ama incondicionalmente, también irás descubriendo que este Padre tiene otros hijos que te ha dado como hermanos.

En el Evangelio contemplamos el milagro de Jesús caminando sobre el lago. Con este signo Jesús manifiesta que es Dios, Señor de la naturaleza, y describe la marcha de la Iglesia a través del mundo en medio de dificultades y tormentas que pueden llevarnos a vivir atrapados en el miedo y en la desesperanza.

Jesucristo, también es Señor de la historia –y de tu historia–, y sólo su presencia es capaz de hacer que la barca llegue a la otra orilla.

Por eso, esta Palabra te invita a vivir en la confianza: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor. Él es mi Dios y Salvador (cf. Is 12, 2). En medio de las dificultades, de los combates, de las persecuciones, de las dudas, en medio de este tiempo de incertidumbres…, en medio de tu historia concreta está el Señor, que hoy te dice a ti: Soy yo, no temas.

El Señor Resucitado está contigo todos los días, hasta el final de los tiempos. Él es fiel y no deja de amarte nunca.

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ?  (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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