Sábado, 6 de noviembre de 2021

San Pedro Poveda Castroverde

Lecturas:

Rom 16, 3-9.  16. 22-27.  Saludaos unos a otros con el beso santo.

Sal 144.   Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi Rey.

Lc 16,9-15.  No podéis servir a Dios y al dinero.

La Palabra que el Señor nos regala hoy nos invita a huir de la idolatría del dinero: No podéis servir a Dios y al dinero… Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro. El amor al dinero es la raíz de todos los males, (cf. 1 Tim 6, 10).

Pero la motivación profunda de esta actitud del cristiano no es por un moralismo, sino por una profunda experiencia de fe.

Todo lo puedo en aquel que me conforta. Esta es la experiencia que nace de la fe: poder vivir confiando en la providencia de Dios; confiando en que Dios es tu Padre y cuida de ti. Que te da en cada momento lo que necesitas: sé vivir en pobreza y abundancia, mi Dios proveerá.

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza (cf. 2 Co 8, 9), hemos cantado en el Aleluya. Esta es también la razón de nuestro actuar: seguir a Jesucristo, vivir como Él, con sus mismos sentimientos y actitudes y poniendo toda nuestra confianza en el Padre, rogándole humildemente cada día: danos hoy nuestro pan de cada día.

También ayudándonos unos a otros: hicisteis bien en compartir mis tribulaciones. La ayuda que recibe Pablo más que una ayuda es una ofrenda a Dios de quien Él es servidor. Por eso será Dios quien recompense: en pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia.

En el Evangelio, Jesús alaba la astucia y sagacidad del administrador, y nos invita a ser sagaces, pero no para asegurarnos el futuro material, sino para llegar al cielo. El objetivo de tu vida no es ser rico: ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde  a sí mismo? No andéis agobiados pensando qué vais a comer… Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana  (cf. Lc 9, 25; Mt 6, 31-34).

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

Volver a reflexiones a la Palabra de Dios