Sábado, 30 de julio de 2022

San Pedro Crisólogo

Lecturas:

Jr 26, 11-16.24.  Ciertamente me ha enviado el Señor a predicar.

Sal 68, 15-16.30-34.  Escúchame, Señor, el día de tu favor.

Mt 14, 1-12.  Herodes mandó decapitar a Juan.

La Palabra que el Señor nos regala hoy nos llama, como siempre, a la conversión.

Por una parte, conversión a ser fieles a la misión encomendada. A vivir nuestra vocación profética que hemos recibido en el bautismo en fidelidad a Jesucristo, aceptando que seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará (cf. Mt 10, 22), y descansando en Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos (cf. Mt 5, 10).

Para ello, no hay que buscar el aplauso de los hombres, ni el quedar bien. No. El profeta está llamado a entregar una palabra que no es suya, sino del Señor. No somos dueños sino servidores de la Palabra; como hemos escuchado a Jeremías: El Señor me ha enviado para que os comunique personalmente estas palabras.

Por otra parte, conversión a Jesucristo, a poner toda la vida bajo el Señorío de Jesucristo

Herodes tiene un problema que también podemos tener tu y yo: no ver el Evangelio como una Buena Noticia sino como una amenaza. Ve en Dios a un rival que le quita libertad, que le quita poder. Que no le deja hacer lo que le apetece. Piensa que Dios le pone límites a su vida.

Esta conversión pasa por aceptar la Palabra, acogerla en el corazón, desear vivir en la voluntad del Señor; no justificar nunca nuestro pecado, sino reconocerlo, confesarlo y confiar en la misericordia de Dios. ¡Invoca cada día al Espíritu Santo, para que te dé un corazón dócil y agradecido!

Dios te ama y quiere que tengas vida y vida en abundancia. Jesucristo no viene a quitarte nada, ¡sino a dártelo todo!

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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