Sábado, 3 de julio de 2021

Santo Tomás, Apóstol

Lecturas:

Ef 2,19-22. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles.

Sal 116. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Jn 20,24-29. ¡Señor mío y Dios mío!

Celebramos hoy la fiesta de Santo Tomás, Apóstol, que según una antigua tradición evangelizó Siria y Persia, y luego el oeste y el sur de la India.

Las fiestas de los Apóstoles siempre nos invitan a vivir la dimensión eclesial de nuestra fe.  Sin Iglesia no hay Cristo: Nadie puede tener a Dios por padre si no tiene a la Iglesia por madre, (San Cipriano).

Estamos llamados a ser cristianos en la Iglesia. Y no en la Iglesia de tus sueños, sino en la comunidad real, santa y pecadora, a la que el Señor te ha llamado. Y, ¿por qué? Porque así lo ha querido Dios, que no te ha creado para la soledad, sino para la relación, la comunión y la donación.

Nos lo ha recordado san Pablo en la primera lectura: sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas.

Nos recuerda también cuál es el fundamento de la Iglesia y quién la lleva adelante: el mismo Cristo Jesús es la piedra angular… Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu, que es el alma de la Iglesia.

El Evangelio nos muestra la conocida escena de la incredulidad de Tomás.

Dice Benedicto XVI que el caso del apóstol Tomás es importante para nosotros al menos por tres motivos: primero, porque nos conforta en nuestras inseguridades; en segundo lugar, porque nos demuestra que toda duda puede tener un final luminoso más allá de toda incertidumbre; y, por último, porque las palabras que le dirigió Jesús nos recuerdan el auténtico sentido de la fe madura y nos alientan a continuar, a pesar de las dificultades, por el camino de fidelidad a él.

También tú, si crees ¡verás la gloria de Dios!

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 1

Homilias de D. Jorge Miró

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