Sábado, 24 de septiembre de 2022

La Virgen de la Merced

Lecturas:

Eclo 11, 9 – 12, 8.  Acuérdate del Creador en los años mozos, antes de que el polvo vuelva a la tierra y el espíritu a Dios.

Sal 89.  Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Lc 9, 43b-45.  El Hijo del Hombre va a ser entregado. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

La Palabra que nos regala hoy el Señor nos muestra a los discípulos que viven una contradicción espiritual y existencial, como tantas veces también la vivimos nosotros, tú y yo.

Por una parte, sentían admiración general por lo que hacía Jesús. Pero, cuando Jesús les habla de la Cruz, ellos no entendían este lenguaje… y les daba miedo preguntarle.

Por eso, no te escandalices si ves que asoma el miedo en tu vida. Es un signo de tu debilidad. Un signo de que te has dado cuenta de que con tus fuerzas eres incapaz de llevar tu vida…

Estás a punto de caramelo para acoger la salvación. Para reconocer que tú no te das la vida a ti mismo, que necesitas ser salvado. Y que el Salvador no eres tú, sino Jesucristo. Para reconocer que Jesucristo no es un simple modelo a imitar desde fuera, sino que es el Salvador.

Por eso, hoy es un día para que ores al Señor desde tus miedos. Un día para que le abras el corazón tal y como está y le presentes al Señor todo lo que te inquieta, te preocupa, te atemoriza… Un día para que descanses todo en el Señor.

Con la certeza de que nadie te ama como Él. Con la certeza de que Él cuida de ti.

Un día para que pidas el don del Espíritu Santo, que te hace vencer el miedo, no porque desaparezcan los peligros, sino porque te certifica la experiencia de la presencia del Señor en tu vida. Y así, aunque tantas veces tú tampoco entiendas este lenguaje, te resulte tan oscuro y no llegues a captar el sentido, puedas decir: Señor me fío de ti, ¡contigo voy al fin del mundo! ¡Todo lo puedo en Aquel me conforta!

Y podrás vivirlo todo -hasta la cruz- con el Señor y con el don de su Espíritu Santo, que lo hace todo nuevo, y así puedas cantar: Cambiaste mi luto en danzas… me has vestido de fiesta; te cantará mi alma sin callarse, Señor, te alabaré por siempre (cf. Sal 30), porque no hay nada ni nadie que pueda separarte del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús.

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13). Jorge Miró

Homilias de D. Jorge Miró

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