Sábado, 22 de octubre de 2022

San Juan Pablo II

Lecturas:

Ef 4, 7-16.  Cristo es la cabeza; de él todo el cuerpo se procura el crecimiento.

Sal 121, 1-5.  Vamos alegres a la casa del Señor.

Lc 13, 1-9. Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.

Hoy san Pablo nos pone en guardia sobre los peligros que amenazan la unidad: la discordia entre los hermanos, la división de los responsables, y las falsas doctrinas.

La multiplicidad de carismas y ministerios en la Iglesia no ha de ser fuente de división. Todos tienen el mismo origen: Cristo ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros, pastores y doctores y la misma finalidad: para la edificación del cuerpo de Cristo.

Si no es así, por muy llamativo que pueda ser un aparente don, no viene del Espíritu Santo.

Si viene del Espíritu Santo, siempre se vive en la humildad, buscando la gloria de Dios y no la propia; se confiesa el Señorío de Jesucristo; se vive en la Iglesia; busca el bien común y sirve con amor y generosidad a los hermanos.

Y también es importante la fidelidad a la Palabra recibida. No somos los dueños de la Palabra, sino sus servidores. Por eso, hemos de invocar cada día al Espíritu Santo para que no seamos niños sacudidos por las olas y llevados a la deriva por todo viento de doctrina, en la falacia de los hombres, que con astucia conduce al error.

No podemos vivir dejándonos llevar por los deseos de nuestro corazón, herido por el pecado original; ni por las modas del mundo. Sino que estamos llamados a vivir cada día escuchando la voz del Señor, con verdadero espíritu de conversión, para que realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo.

Así nos lo recuerda, también, el Evangelio de hoy: si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.

También hay que ir con cuidado con la división de los responsables. Es una de las estrategias preferidas del diablo: divide ¡y vencerás! Hay que ir más allá de los protagonismos personales, más allá de los propios criterios, para tratar de ¬discernir siempre qué es lo que el Señor quiere.

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

Volver a reflexiones a la Palabra de Dios