Sábado, 19 de marzo de 2022

San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María

Lecturas:

2S 7, 4-5. 12-14.16. El Señor Dios le dará el trono de David su padre.

Sal 88, 2-5.27.29. Su linaje será perpetuo.

Rm 4, 13.16-18.22. Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza.

Mt 1,16.18-21. 24. José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.

Celebramos hoy la solemnidad de San José, esposo de la Virgen María, patrono de la Iglesia universal.

En 2020, el Papa Francisco nos ha regalado una Carta Apostólica sobre San José, cuya lectura recomiendo.

José es un modelo de fe, heredero de la fe de Abraham: se fio de Dios e hizo todo lo que le había mandado el ángel del Señor, dejando que Dios llevara su historia, según sus misteriosos caminos: la historia de la salvación se cumple creyendo “contra toda esperanza” a través de nuestras debilidades… Por eso, debemos aprender a aceptar nuestra debilidad con intensa ternura.

Especialmente en estos tiempos complicados, estamos llamados a descubrir que también a través de la angustia de José pasa la voluntad de Dios, su historia, su proyecto… Tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos… En medio de las tormentas de nuestra vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca.

José vivió su misión de una manera humilde y discreta. No quiso protagonismos, no le robó la gloria a Dios, y te invita a acoger y aceptar la misión que el Señor te encomienda, con alegría, humildad y fidelidad, todo para la gloria de Dios.

Y así estamos llamados a vivir nosotros: acogiendo el don de la fe y viviendo con ánimo agradecido, como hemos cantado en el salmo: Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades.

A vivir reconciliados con nuestra historia, que es historia de salvación: la vida espiritual de José no nos muestra una vía que explica, sino una vía que acoge… La acogida es un modo por el que se manifiesta en nuestra vida el don de la fortaleza que nos viene del Espíritu Santo… Lejos de nosotros el pensar que creer significa encontrar soluciones fáciles que consuelan… Tenemos que dejar de lado nuestra ira y decepción, y hacer espacio a lo que no hemos elegido, pero está allí. Acoger la vida de esta manera nos introduce en un significado oculto. La vida de cada uno de nosotros puede comenzar de nuevo milagrosamente, si encontramos la valentía para vivirla según lo que nos dice el Evangelio. Y no importa si ahora todo parece haber tomado un rumbo equivocado y si algunas cuestiones son irreversibles. Dios puede hacer que las flores broten entre las rocas.

Él recibió de Dios el encargo de hacer en esta tierra las veces de padre de Jesús, misión que cumplió con fidelidad.

Esta paternidad, no se limita a Jesús, sino que se extiende a toda la Iglesia, pues Ella continúa en este mundo la misión salvadora de Cristo.

San José cuida de la Iglesia como cuidó de Jesús librándolo de las manos de Herodes; y sigue protegiéndonos. A él le encomendamos la Iglesia universal y cada una de nuestras realidades eclesiales.

San José es también abogado de la buena muerte. La Iglesia nos anima a prepararnos para la hora de nuestra muerte, pues de nada le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde su alma (cf. Mt 16, 26).

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

Volver a reflexiones a la Palabra de Dios