Sábado, 19 de junio de 2021

San Romualdo

Lecturas:

2 Cor 12, 1-10. Muy a gusto presumo de mis debilidades.

Sal 33. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Mt 6, 24-34. No os agobiéis por el mañana.

En el Evangelio de hoy, Jesús continúa en la línea de ayer, invitando a los discípulos a evitar el peligro de poner el corazón y la seguridad en las riquezas y las cosas materiales.

El discípulo -no así el curioso, el erudito o el simpatizante- busca, sobre todo, el reino de Dios y su justicia y confía en que todas esas cosas materiales se os dará por añadidura. El discípulo vive experimentando cada día que Dios es Padre, que sabe que tenemos necesidad de todo eso.

Todo esto está en relación con las Bienaventuranzas y el Padre nuestro, que, como nos dice el Papa Francisco, solo podemos vivirlas [las Bienaventuranzas] si el Espíritu Santo nos invade con toda su potencia y nos libera de la debilidad del egoísmo, de la comodidad, del orgullo (cf. GE 65).

Todo es don, todo es gracia. Y el discípulo tiene la certeza de que no hay nada ni nadie que pueda separarle del amor de Dios. Por eso, no vive agobiado. No es que viva despreocupado, sin trabajar, sino que no se ocupa de ello como lo hacen los paganos, que se agobian como si fuese lo único que da seguridad y felicidad verdaderas.

El discípulo cree firmemente que Dios es Padre. No teme el futuro. Lo contrario de la ansiedad no es la pereza sino la confianza en el Padre.

No se trata de despreocuparse totalmente de lo material, de esperar mágicamente todo de Dios sin hacer nada. Lo dirá san Pablo: os exhortamos, hermanos, a seguir progresando: esforzaos por vivir con tranquilidad, ocupándoos de vuestros asuntos y trabajando con vuestras propias manos (cf. 1 Tes 4, 10-11).

Se trata de poner a Dios en el centro de la vida y vivir en la confianza, como nos dice san Pablo: sé vivir en pobreza y abundancia… Todo lo puedo en aquel que me conforta (cf. Flp 4, 12-13).

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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