Sábado, 15 de mayo de 2021

San Isidro

Lecturas:

Hch 18, 23-28. Apolo demostraba con la Escritura que Jesús es el Mesías.

Sal 46, 2-3.8-10. Dios es el rey del mundo.

Jn 16, 23b-28. El Padre os quiere, porque vosotros me queréis y creéis.

De nuevo encontramos hoy a Priscila y Áquila que están con san Pablo en Éfeso, en la misión, y que ayudan a Apolo a crecer en la fe: le explicaron con más detalle el camino de Dios. Todos los bautizados estamos llamados a participar en la misión de la Iglesia.

El Evangelio nos habla de la oración del cristiano: Yo os aseguro, si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará… Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa.

Pero, ¿qué quiere decir pedir en mi nombre?

El que nos hace orar por Cristo, en su nombre, es el Espíritu Santo, en el que clamamos: «¡Abbá, Padre!»… El Espíritu que acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables (cf. Rom 8, 15. 26-27).

Significa no sólo pedir cosas, sino querer lo que quiere Jesús. Y ¿qué es lo que quiere Jesús? Hacer la voluntad del Padre. Querer su misión: que no se pierda ninguno…; guardar sus mandamientos; vivir el mandamiento nuevo del amor.

Dice el Papa Francisco que la santidad está hecha de una apertura habitual a la trascendencia, que se expresa en la oración y en la adoración. El santo es una persona con espíritu orante, que necesita comunicarse con Dios… No creo en la santidad sin oración (cf. Gaudete et exultate 147).

Una oración vivida en la voluntad del Señor. Una oración que contempla y alaba al Amado, que vive su presencia transfiguradora y que, entonces pide. Pero pide confiadamente, diciendo siempre, como Jesús: ¡Abba! Padre… No sea como yo quiero sino como tú quieres (cf. Mc 14, 36).

Que en este tiempo de dificultad y de gracia puedas orar en el nombre de Jesús. Tómate un tiempo. Abre tu corazón al Señor y descansa en Él todo lo que hay en tu corazón: inquietudes, temores, sueños… Pide el Espíritu Santo para que te ayude a discernir lo que te conviene.

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo!  ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

Volver a reflexiones a la Palabra de Dios