Miércoles, 29 de junio de 2022

San Pedro y San Pablo

Lecturas:

Hch 12, 1-11.  El Señor ha enviado a su ángel para librarme.

Sal 33, 2-9.  El ángel del Señor librará a los que temen a Dios.

2 Tm 4, 6-8.17-18.  He corrido hasta la meta, he mantenido la fe.

Mt 16, 13-19.  Tú eres Pedro y te daré las llaves del Reino de los Cielos.

La fiesta de San Pedro y San Pablo, apóstoles, es una grata memoria de los grandes testigos de Jesucristo y una solemne confesión de fe en la Iglesia una, santa, católica y apostólica.  Es una fiesta de la catolicidad.

Son las columnas de la Iglesia. Ellos han transmitido la fe y sobre ellos se edifica la Iglesia. Fueron elegidos por el Señor para ser testigos de la Buena Noticia.


Siendo débiles y pecadores fueron elegidos por Dios para que en su debilidad se manifestara la fuerza y la grandeza de Dios. Ellos hicieron de Jesucristo, el Señor de su vida, el centro de su existencia, la razón y la fuerza para vivir.

En el Evangelio escuchamos cómo Jesús dirige a sus discípulos la pregunta del millón, que no es ¿quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?, sino Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?


Esta es la pregunta clave también para ti, hoy. En la respuesta que des a esta pregunta te va la vida.

¿Quién es Jesús para ti? ¿Qué pinta Jesucristo en tu vida? ¿Quién es el Señor de tu vida? ¿Quién dirige tu vida? ¿A quién le preguntas cómo tienes que vivir cada día?

San Pedro y San Pablo pudieron, por el don del Espíritu Santo (cf. 1 Co 12, 3), confesar que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo, o Para mí la vida es Cristo (cf. Flp 1, 21).

Jesucristo elige, de entre todos los apóstoles, a Pedro como cabeza de la Iglesia. Este oficio pastoral de Pedro y de los demás apóstoles pertenece a los cimientos de la Iglesia, y se continúa por los obispos bajo el primado del Papa (cf. Catecismo 881). El Papa ha sido puesto por Jesucristo para enseñar, santificar y gobernar la Iglesia.


El papel, el servicio eclesial de Pedro tiene su fundamento en la confesión de fe en Jesús.


La memoria de San Pedro nos invita a confesar que Jesús es el Señor, a tenerle a Él como único Maestro, a permanecer siempre fieles a las enseñanzas de Jesucristo que vive en su cuerpo, que es la Iglesia.

La memoria de San Pablo nos invita a la nueva evangelización, a ser apóstoles, a no tener miedo de dar la cara por Cristo, porque sé de quién me he fiado y que tiene poder para asegurar hasta el final el encargo que me dio (cf 2 Tim 1, 12s).

¡Ven, Espíritu Santo! 🔥 ¡Haz llover, para que crezca en mí la fe y el amor a Jesucristo y a su cuerpo, que es la Iglesia!

Homilias de D. Jorge Miró

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