Martes, 25 de enero de 2022

Conversión de San Pablo

Lecturas:

Hch 22, 3-16.  El Dios de nuestros padres te ha elegido… para ser testigo ante todas las generaciones.

Sal 116, 1.2.  Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Mc 16, 15-18.  Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Celebramos hoy la conversión de San Pablo.

San Pablo, educado a los pies del rabino Gamaliel, era un fariseo celoso de la Ley de Moisés.

Esto fue lo que le llevo a considerar que el cristianismo naciente era una amenaza para la identidad judía y por eso persiguió encarnizadamente a la Iglesia (cf. 1 Co 15, 9).

¿Qué le sucedió a San Pablo en el camino de Damasco, cuando iba a detener a los cristianos? Sucedió que el Resucitado se le presentó como una luz espléndida que le dejó ciego. Ceguera que era signo de su realidad interior: su ceguera respecto de la Verdad, de la Luz que es Cristo.

San Pablo no se convirtió transformado por un pensamiento sino por un acontecimiento, por la presencia irresistible de Jesucristo vivo y resucitado, de la que nunca podrá dudar, pues el encuentro con el Señor fue muy fuerte, tanto que cambió radicalmente su vida.

Jesucristo Resucitado hizo de él un verdadero apóstol, testigo de la Resurrección, con el encargo específico de anunciar el Evangelio a los paganos.

Además, esta luz de Cristo, le hizo ver que, no bastaba con una relación inmediata con el Resucitado, sino que debía entrar en la comunión con el Cuerpo de Cristo, con la Iglesia, debía hacerse bautizar, debía vivir en comunión con los demás Apóstoles (Benedicto XVI).

¿Qué significa esto para para ti?

Esta celebración te invita a pedir el Espíritu Santo, para poder convertirte:

- A vivir la fe, no como una teoría, sino como un encuentro personal con Jesucristo vivo y resucitado.

- A dejar que Jesucristo sea el Señor de tu vida, a dejar que su luz ilumine toda tu vida.

- A vivir el evangelio de la gracia, a vivir en la gratuidad. Todo es don, todo es gracia.

- A vivir la fe en la Iglesia, cuerpo de Cristo.

- A ser testigos de este encuentro anunciando el Evangelio.

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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