Martes, 20 julio de 2021

San Apolinar

Lecturas:

Éx 14, 21 – 15, 1.  Los hijos de Israel entraron en medio del mar, en lo seco.

Sal Éx 15. 8-17.  Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria.

Mt 12, 46-50.  “Estos son mi madre y mis hermanos”.

Ser cristiano es vivir la vida como un encuentro personal con Jesucristo vivo y resucitado. Es haber descubierto que Dios te ama gratuitamente, es decir: con un amor que no te lo tienes ganar, que no lo tienes que merecer. ¡Dios no dejará de amarte nunca! Dios te ha creado por amor y te invita a vivir una vida de amistad y relación personal con Él.

Ser cristiano es haber descubierto que Jesucristo ha muerto y ha resucitado por ti, porque te ama y quiere que tú tengas vida y vida en abundancia; que Él carga con todos tus pecados y dolencias y te invita a seguirle a ser discípulo.

Ser cristiano es haber descubierto que no se trata de un moralismo ni de una ideología o una filosofía, sino que hay que nacer de nuevo y entrar a formar parte de una nueva familia.

Ser cristiano es dejarse hacer por el Espíritu Santo. Él es el que hace en ti la obra de la nueva creación: te da un corazón nuevo y un espíritu nuevo.

Y esto se manifiesta con un cambio en la manera de vivir: la conversión. Acogiendo el amor de Dios manifestado en Jesucristo recibiendo el perdón de los pecados. Para ello, hay que entregárselos al Señor.

Y la pertenencia a la nueva familia de los discípulos de Jesús, a la Iglesia, se manifiesta no con los lazos de la sangre o con un vínculo meramente formal, sino cumpliendo la voluntad del Padre: El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre. No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos (cf. Mt 7, 21).

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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