Martes 2 de Marzo de 2021

Lecturas:

Is 1,10.16-20.  Escuchad la palabra del Señor, y aprended a hacer el bien.

Sal 49, 8-9.16-17.21.23.  Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

Mt 23, 1-12.  Quien se ensalza será humillado, quien se humille…

En nuestro camino hacia la Pascua, hacia el encuentro con Jesucristo vivo, la Palabra hoy nos invita seriamente a la conversión.

Antes del Evangelio hemos cantado: Apartad de vosotros todos vuestros delitos – dice el Señor–, y renovad vuestro corazón y vuestro espíritu- (cf. Ez 18, 31). ¡Pídeselo al Espíritu Santo!

Esta llamada a la conversión hoy tiene unos rasgos muy concretos.

¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en la boca mi alianza, tú que detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos? La fe auténtica se manifiesta en la vida, en desear vivir en la voluntad del Señor, en dejar que Jesucristo sea Señor de tu vida, ¡de toda tu vida!

¿A quién “obedeces” cada día? ¿A ti mismo? ¿Al mundo? ¿A la gente? Si sabéis obedecer, lo sabroso de la tierra comeréis.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente. ¡Qué peligroso es vivir en la apariencia!

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Un corazón contrito y humillado, el Señor no lo desprecia.

Y dos signos de estar acogiendo y dejando actuar al Espíritu Santo:

El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se encuentra con el Señor no puede ya vivir para sí mismo, necesita donarse, ha descubierto que es más feliz al dar que al recibir (cf. Hch 20, 35), y por eso vive las obras de misericordia: atiende al oprimido, al huérfano y a la viuda.

Ha descubierto que al cielo se sube bajando (cf. San Juan de la Cruz).

El que me ofrece acción de gracias, ése me honra. Y el que tiene un espíritu nuevo, canta el cántico nuevo: no vive en la queja, ni en la murmuración, ni en el resentimiento, sino en la gratitud, la alabanza y el perdón: de lo que hay en el corazón rebosan los labios!

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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