Martes 16 de Marzo de 2021

Lecturas:

Ez 47, 1-9.12. Vi agua que manaba del templo, y habrá vida allí donde llegue el torrente.

Sal 45, 2-9. El Señor de los ejércitos está con nosotros.

Jn 5, 1-16. Al momento aquel hombre quedó sano.

En nuestro camino cuaresmal hacia la Pascua, hoy la Palabra te invita a descubrir quién es el agua viva.

Seguramente tú tienes también la experiencia de la sed: sed de vida, de felicidad, de plenitud, de sentido…

A lo mejor has ido a beber a fuentes que, han resultado ser un espejismo en medio del desierto: parecía que iban a calmar tu sed… ¡pero no han hecho más que aumentarla!

Es lo que suele ocurrir con los ídolos: no pueden darte la vida, por mucho que la prometan.

Hoy la Palabra te anuncia que Jesús es el verdadero templo del que brota el agua viva del Espíritu, agua vivificante y medicinal.

Por eso, Jesús hoy te invita a acercarte a Él, a su cuerpo, que es la Iglesia. A Betesda, que significa, casa de la misericordia, en la que vive el Señor, y en la que ha dejado la eficacia de su Palabra y la gracia que brota como un río de su costado abierta: agua viva del baño bautismal que regenera y renueva.

La curación viene no por ritos vacíos, ni por terapias milagrosas, sino por el poder de la Palabra de Jesús, que tiene vida eterna, que re-crea y rompe las ataduras que esclavizan.

También por el poder de los sacramentos, que nos hacen vivir el misterio Pascual y nos dan la gracia de Dios.

Y también por la comunión eclesial. Si estás solo no tienes a nadie que te meta en la piscina…

Pero el Señor no quiere renovar tu vida a medias. Él te pregunta hoy: ¿Quieres quedar sano? Levántate, toma tu camilla y echa a andar… no peques más.

El Señor quiere liberarte de las ataduras del pecado. Del pecado profundo que es empeñarte en ser tú el dios de tu vida, el señor de tu historia… Eso es lo que te lleva a la insatisfacción, a la tristeza y, al final, a la muerte profunda.

¿Quieres quedar sano? El Señor te espera en Betesda.

¡Ánimo! Que en medio de las dificultades, puedas hacer tuyas las palabras del Salmo Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra… Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios la socorre al despuntar la aurora.

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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