Martes, 14 de febrero de 2023

Santos Cirilo y Metodio Patronos de Europa

Lecturas:

Hch 13, 46-49.  Sabed que nos dedicamos a los gentiles.

Sal 116.  Id al mundo entero y proclamad el evangelio.

Lc 10, 1-9.  La mies es abundante y los obreros pocos.

Celebramos hoy la fiesta de los Santos Cirilo, monje, y Metodio, obispo. Eran dos hermanos, nacidos en Tesalónica, misioneros oriundos de la Iglesia bizantina. En el siglo IX, en los tiempos difíciles del cisma del Oriente cristiano, evangelizaron los pueblos eslavos: Bulgaria, Rumanía, los Balcanes, Polonia y Rusia. Para predicar la fe cristiana, crearon signos propios para traducir los libros sagrados del griego a la lengua eslava.

Fueron proclamados copatronos de Europa por San Juan Pablo II en 1980.

En la Iglesia no celebramos las fiestas de los santos por un mero recuerdo de acontecimientos pasados, sino que estas celebraciones nos invitan a contemplar la acción del Espíritu Santo en la Historia de la Salvación.

Nos invitan a contemplar que no estamos solos. Que esta obra es del Señor. Que es Él quien lleva la Iglesia, siempre zarandeada en medio de la tormenta, como la barca de Pedro.

Nos invitan a vivir en la confianza. Y a pedir cada día el Espíritu Santo. Ese Espíritu Creador, que renueva la faz de la tierra, que convierte el caos en cosmos, que traspasa los corazones…

Y a ser, como dice el Papa Francisco (cf. EG 259s), evangelizadores con Espíritu, es decir: evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo... que infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente.

Invoquémoslo hoy, bien apoyados en la oración, sin la cual toda acción corre el riesgo de quedarse vacía y el anuncio finalmente carece de alma. Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena Noticia no sólo con palabras sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios.

Hay una forma de oración que nos estimula particularmente a la entrega evangelizadora y nos motiva a buscar el bien de los demás: es la intercesión… Los grandes hombres y mujeres de Dios fueron grandes intercesores. La intercesión es como «levadura» en el seno de la Trinidad. Es un adentrarnos en el Padre y descubrir nuevas dimensiones que iluminan las situaciones concretas y las cambian. Podemos decir que el corazón de Dios se conmueve por la intercesión…

      Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

       ¡Ven Espíritu Santo! 🔥  (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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