Martes, 10 de mayo de 2022

San Juan de Ávila

Lecturas:

Hch 11, 19-26.  Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos “cristianos”.

Sal 86, 1-7.  Alabad al Señor todas las naciones.

Jn 10, 22-30.  Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.

La Palabra que el Señor nos regala hoy nos invita a la fe, a creer en Él. El centro de la fe cristiana es que Jesús es el Señor, el único Señor.

Esto es lo que les echa en cara Jesús a los fariseos, que le siguen preguntando si es el Mesías: Os lo he dicho, y no creéis.

Hoy sucede lo mismo. A veces nos cuesta dar el paso que compromete, pero que lo ilumina todo: creo que tú eres el Hijo de Dios. A veces nos falta pasar de ser curiosos o simpatizantes, a ser discípulos.

Porque mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna.

¿Cómo estás de fe? ¿Dejas que Jesucristo sea el Señor de tu vida?


¿Cómo crecemos en el seguimiento de Jesucristo como Señor de nuestra vida?

Viviendo en la fe y en la confianza: mis ovejas escuchan mi voz. Deja que la voz del Señor y la fuerza de su Espíritu guíen tu vida. Déjate llevar por Él y deja que la gracia de Dios actúe en ti.

Nos cuesta mucho escuchar. Pero es fundamental escuchar. La fe viene de escuchar: Pero no todos han prestado oídos al Evangelio. Pues Isaías afirma: Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje? Así, pues, la fe nace del mensaje que se escucha, y la escucha viene a través de la palabra de Cristo (cf. Rom 10, 16-17).

Es tan importante escuchar que la Iglesia nos invita a comenzar todos los días la Liturgia de las Horas con el Salmo que dice: Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón».

En el ser cristiano todo es don. No has de vivir en tus fuerzas, sino en el poder del Espíritu que actúa en ti.

Siendo ovejas, parte del rebaño del Buen Pastor. Viviendo la fe en una comunidad, en un pueblo, en la Iglesia. Así nos lo muestra el Salmo: ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! De la nueva Jerusalén manan para nosotros ríos de agua viva.

A toda la tierra alcanza su pregón  (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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