Lunes, 9 de mayo de 2022
Lecturas:
Hch 11, 1-18. También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva la vida.
Sal 41, 2-3; 42,3-4. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.
Jn 10, 1-10. Yo soy la puerta de las ovejas.
Después de la polémica que tiene Jesús con los fariseos y los dirigentes del pueblo de Israel, que rechazan a Jesús, en el Evangelio que escuchamos hoy, Jesús se presenta como el buen pastor. Y nos explica cómo quiere que sean las relaciones entre Él y las ovejas.He venido para que tengan vida y la tengan abundante. Jesucristo no viene a quitarte nada, sino a dártelo todo. Nadie te ama como Él. Todo lo que te enseña, aunque aparentemente de complique a veces la vida, todo es para que seas feliz.
Las ovejas escucharán su voz. Él es el Maestro; tú, el discípulo. Él es el Señor; tú, el siervo. Ser cristiano es escuchar cada día la voz del Señor, es preguntarle cada día: “Señor, ¿cómo quieres que viva hoy”. Ser cristiano es no escuchar la voz de los extraños. ¿Qué extraños? Tu hombre viejo, que desea contra el Espíritu (cf. Rom 8, 7); el príncipe de este mundo que trata de engañarte haciéndote buscar la vida en los ídolos.
Ser cristiano no es un cumplimiento ni un moralismo. Es ser discípulos, es seguir a Jesús, vivir haciendo su voluntad, dejando que tu vida la lleve Él, por donde Él quiera llevarla. Como hemos escuchado en la primera lectura: El Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin más. Es vivir una vida de amistad, de intimidad con el Señor, que te ama.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará. Jesús es la piedra angular; ningún otro puede salvar.
En estos tiempos de dificultad, el Señor te invita a orar con su Palabra: Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío… Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen.
A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).
¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).