Lunes, 8 de noviembre de 2021
Lecturas:
Sab 1, 1-7. La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres; el espíritu del Señor llena la tierra.
Sal 138. Guíame, Señor, por el camino eterno.
Lc 17, 1-6. Si siete veces en un día vuelve a decirte: «Lo siento», lo perdonarás
La primera lectura, nos invita a la humildad. Dios se manifiesta a los que no le exigen pruebas y se revela a los que no desconfían de él. Ese es el camino de la fe. ¿Cómo se “aprende” a creer? Pues creyendo. Como aprendemos a caminar, cuando somos niños. Poco a poco. Pasito a pasito. Siendo ayudados. Cayendo y levantándonos, tantas veces como haga falta.Por eso, ¡no tengas miedo! ¡Invoca cada mañana al Espíritu Santo! Pide el don de la fe, y vive la vida de cada día, ¡con el Señor! Con sus mismos sentimientos y actitudes, con su mente y su corazón. Mirando a los demás como los mira Él… amando como ama Él.
Y no te preocupes si no “entiendes” muchas cosas. Di, como el salmista: Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco. ¿Adónde iré lejos de tu aliento, adónde escaparé de tu mirada?
Pero descansa en el amor de Dios: ¡no deja de amarte nunca! Y está siempre contigo, en medio de tu vida.
En el Evangelio se nos muestra a la comunidad cristiana como una comunidad de pecadores que experimenta la cercanía y la acogida de Dios en el perdón fraterno.
Jesús comienza con una palabra seria sobre los escándalos: Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar.
El escándalo es ocasión de pecado para los que no se pueden oponer al que provoca el tropiezo: los pequeños, los pobres, los humildes, los más indefensos de la comunidad... Precisamente de ellos es el reino de Dios, y su voluntad es que no se pierda ninguno de ellos.
Después, Jesús nos invita a la corrección fraterna para que el hermano que ha pecado tome conciencia de su falta y se arrepienta, y nos pide el perdón como actitud permanente: si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: “Me arrepiento”, lo perdonarás. Eso es lo que hace Dios con nosotros. Así vivimos el mandamiento nuevo del amor que perdona incluso a los enemigos.
Y todo no en nuestras fuerzas, sino en el nombre de Jesús, con la fuerza de la fe. Si crees, si confías… ¡verás la gloria de Dios!
A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).
¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).