Lunes, 7 de noviembre de 2022

San Jacinto María Castañeda

Lecturas:

Tit 1, 1-9.   Establece presbíteros, siguiendo las instrucciones que te di.

Sal 23, 1-6.   Estos son los que buscan al Señor.

Lc 17, 1-6.   Si tu hermano peca, repréndelo, pero si se arrepiente, perdónalo

La Palabra hoy nos invita a contemplar cómo la Iglesia, Cuerpo de Cristo, está llamada a ser la sal de la tierra y la luz del mundo. Así lo hemos cantado en el Aleluya: Brilláis como lumbreras del mundo, manteniendo firme la palabra de la vida.

Y, tanto en la primera lectura, como en el Evangelio, escuchamos indicaciones concretas sobre cómo ha de ser la vida de la Iglesia.

Partiendo siempre de la fidelidad de Dios, que es el fundamento de nuestra fe y de nuestra esperanza: Dios, que nunca miente ha elegido a Pablo para suscitar la fe de los elegidos de Dios y el conocimiento de la verdad, que, de acuerdo con la piedad, lleva a la esperanza de la vida eterna.

En el Evangelio se nos muestra a la comunidad cristiana como una comunidad de pecadores que experimenta la proximidad y la acogida de Dios en el perdón fraterno.

Jesús comienza con una palabra seria sobre los escándalos:  Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar.

El escándalo es ocasión de pecado para los que no se pueden oponer al que provoca el tropiezo: los pequeños, los pobres, los humildes, los más indefensos de la comunidad... Precisamente de ellos es el reino de Dios, y su voluntad es que no se pierda ninguno de ellos (cf. Mt 5, 3; 18, 14).

Después, Jesús nos invita a la corrección fraterna para que el hermano que ha pecado tome conciencia de su falta y se arrepienta, y nos pide el perdón como actitud permanente: si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: “Me arrepiento”, lo perdonarás. Eso es lo que hace Dios con nosotros. Así vivimos el mandamiento nuevo del amor que perdona incluso a los enemigos.

Y todo no en nuestras fuerzas, sino en el nombre de Jesús, con la fuerza de la fe. Si crees, si confías… ¡verás la gloria de Dios!

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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