Lunes, 7 de febrero de 2022

Lecturas:

1 Re 8, 1-7.9-13.  Llevaron el Arca de la Alianza al Santísimo.

Sal 131, 6-10.  Levántate, Señor, ven a tu mansión.

Mc 6, 53-56.  Los que lo tocaban se ponían sanos.

Contemplamos en la primera lectura el solemne traslado del Arca de la Alianza del Señor, desde la ciudad de David hasta el Templo.

¿Cuál es el significado del Arca? Para el Antiguo Testamento, es el signo de la presencia de Dios en medio de su pueblo.

En el Arca se conservaban las dos tablas de la ley de Moisés, las diez palabras escritas por el dedo de Dios sobre la piedra, que manifestaban la Alianza, la voluntad de Dios, el camino de la vida para el pueblo de Israel.

Es como el santuario móvil que acompaña a Israel desde la partida del Sinaí, hasta la construcción del templo, en que será fijada. Dios está presente y actúa con poder en medio de su pueblo. La historia de Israel es historia de salvación.

Dios está presente por su Palabra: Dios habla a su pueblo. La nube es el signo de la presencia gloriosa de Dios. Dios se presenta, al mismo tiempo, como un Dios escondido en la nube, y un Dios manifestado en la luminosidad de la gloria.

El Nuevo Testamento nos dice que la verdadera arca de la alianza es la Virgen María, porque acogió a Jesús, que es el verdadero templo de Dios vivo, que es la Palabra hecha carne; Aquel que es la Alianza nueva y eterna.

Y san Pablo nos dirá: ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros, porque lo habéis recibido de Dios (cf. 1 Co 6, 19).

También tu vida es una historia de amor y de salvación que Dios está haciendo contigo. No estás solo: el Señor está contigo todos los días, el Espíritu Santo habita en ti.

Dios te habla por medio de su Palabra y de los acontecimientos de la vida. Te ha llamado a vivir no en la soledad autosuficiente, sino en la comunión de su Cuerpo, que es la Iglesia.

El Señor ha hecho una alianza de amor contigo. ¡Y Él es fiel! ¡Déjate amar! ¡Ábrele el corazón! ¡Acógele en tu vida! Este encuentro con el Señor vivo y resucitado, este tocar la orla de su manto, es lo que sanará tus dolencias.

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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