Lunes, 5 de septiembre de 2022

Lecturas:

1 Cor 5, 1-8.  Barred la levadura vieja, porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual, Cristo.

Sal 5, 5-12.  Señor, guíame con tu justicia.

Lc 6, 6-11.  Levántate y ponte ahí en medio.

La Palabra continúa mostrándonos los signos de la vida nueva, de la vida en el Espíritu.

El que es de Cristo y vive en el Espíritu es una criatura nueva.  Va siendo renovado por el poder de la Palabra, mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor, y yo las conozco, y ellas me siguen,  y por la acción del Espíritu Santo,  y entonces van desapareciendo las obras del hombre viejo y van apareciendo los frutos del Espíritu (cf. Gal 5).

Desaparece la levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), y somos recreados como panes ácimos de la sinceridad y la verdad, porque cada vez nos vamos identificando más con el Señor, vamos creciendo en santidad, dejando que el Espíritu reproduzca en nosotros la imagen de Cristo.

Pero en nuestra vida aparece la realidad del pecado. Somos débiles y caemos a veces en la tentación. Pero, como dice el Papa Francisco: pecadores sí, corruptos no.

Una cosa es caer, reconocer y confesar el pecado pidiendo perdón a Dios, que nunca se cansa de perdonar y que nunca rechaza un corazón contrito humillado (cf. Sal 51).

Y otra muy distinta es permanecer caído, justificar el propio pecado y no tener ningún deseo de conversión y, por tanto, no acercarse a pedir perdón a Dios.

Dice el Papa Francisco que el que vive una doble vida se hace semejante a una podredumbre barnizada; y donde hay engaño no está el Espíritu de Dios. Ésta es la diferencia entre pecador y corrupto. Quien hace una doble vida es un corrupto.

Lo hemos cantado en el Salmo: Tú no eres un Dios que ame la maldad, ni el malvado es tu huésped, ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Este permanecer en el pecado es la verdadera parálisis de la persona y por eso, cada día somos invitados a acercarnos al Señor, como hemos cantado en el Aleluya: Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor, y yo las conozco, y ellas me siguen.

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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