Lunes, 4 de julio de 2022

Santa Isabel de Portugal

Lecturas:

Os 2, 16-22.  Me casaré contigo en matrimonio perfecto.

Sal 144, 2-9.  El Señor es clemente y misericordioso.

Mt 9, 18-26.  Mi hija acaba de morir. Per ven tú y vivirá.

Contemplamos en el Evangelio dos milagros de Jesús. El de la curación de la mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, y el de la curación de la niña “muerta”, hija de un jefe de los judíos.

El Evangelio nos quiere decir que, para poder ver la gloria de Dios, es necesaria la fe. El discípulo –tú y yo– está llamado a tener una fe como la de estas dos personas: el hombre, se postra ante Jesús, signo de que reconoce su Señorío; la mujer confía, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.


La primera lectura nos muestra la clave de toda la fe cristiana: Dios te ama. Te ha creado por amor, y está haciendo contigo una historia de amor, ¡para siempre, para toda la eternidad!: Me desposaré contigo para siempre, me desposaré contigo en justicia y en derecho, en misericordia y en ternura, me desposaré contigo en fidelidad y conocerás al Señor.


Y hoy el Señor, que te ama, te invita a que te acerques a Él, a que le toques a que le dejes entrar en tu vida, en tu historia, en tu matrimonio, en tu sacerdocio, en tu trabajo… a que derrames el aceite del Espíritu Santo sobre tu vida y a que dejes que Él lo haga todo nuevo. Como Él quiera, cuando Él quiera.

Que puedas decir como el salmista: El Señor es clemente y misericordioso. Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás.

Si crees, verás la gloria de Dios. ¡Confía en Él! ¡Déjale hacer!

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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