Lunes, 30 de agosto de 2021

Lecturas:

1Tes 4,13-18. A los que han muerto, Dios, por medio Jesús, los llevará con él.

Sal 95. El Señor llega a regir la tierra.

Lc 4, 16-30. El Espíritu del Señor está sobre mí.

¿Cómo andas de fe?

Hablando de la difícil realidad de la muerte, San Pablo nos dice en la primera lectura: No os aflijáis como los hombres sin esperanza. ¿Por qué?

Porque los cristianos tenemos la promesa de un futuro: el cielo. No conocemos los detalles de lo que nos espera, pero sabemos que nuestra vida no acaba en el vacío, sino que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman (cf. 1 Co 2, 9).

Nuestra esperanza descansa en la fidelidad de Dios: nada nos podrá separar del amor de Dios… ni siquiera la muerte.

Lo decisivo es estar siempre con el Señor, que te ama tanto que te ha creado para vivir con Él para siempre. Y Él nos da cada día su Espíritu Santo, que lo hace todo nuevo.

El Evangelio nos presenta a Jesús en la Sinagoga de Nazaret, donde se encuentra con el rechazo de sus paisanos porque no se acaban de fiar de Él, cegados por las apariencias que les impiden ver a Jesús y acoger su palabra.

Y la Palabra nos invita a una triple conversión: a mirar con los ojos de la fe, más allá de las apariencias; a acoger el don del Espíritu y a vivir la misión que el Señor te encomienda.

A mirar con los ojos de la fe, a invocar cada día al Espíritu Santo para que te concede poder ver, más allá de las apariencias, de las debilidades humanas, de los prejuicios… ¿Por dónde te intenta marear a ti el demonio?

A acoger el don del Espíritu que, si le dejas, va realizando en ti la obra de la nueva creación: te va evangelizando, es decir, haciéndote vivir y descansar en la experiencia del amor gratuito de Dios; te va dando la libertad, va rompiendo cadenas y ataduras, para hacerte vivir en la libertad de los hijos de Dios; te regala unos ojos nuevos para que puedas ver el amor de Dios en medio de tu vida… Y así vivas el hoy con alegría y el mañana con esperanza.

Y, ungido por el Espíritu en el Bautismo y la Confirmación, te envía a la misión a anunciar esta buena noticia a tantos pobres que hay a tu alrededor.

Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír. Hoy. Si hoy escuchas la voz del Señor, no dejes que se endurezca tu corazón.

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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