Lunes, 28 de febrero de 2022

Lecturas:

1 Pe 1, 3-9.  Sin haber visto a Cristo, lo amáis y creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable.

Sal 110.  El Señor recuerda siempre su alianza.

Mc 10, 17-27.  Vende lo que tienes y sígueme.

El Evangelio nos dice que cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: Maestro bueno ¿qué haré para heredar la vida eterna?

Esta es la gran pregunta que nos hemos de hacer cada día. La meta de tu vida no es llegar a viejo, ni ganar dinero o tener éxito en la vida según los criterios del mundo. No. De nada le sirve a uno ganar el mundo entero si arruina su vida (cf. Mt 16, 26). La meta de tu vida es llegar al cielo.

Dios te ama tanto que te ha creado para vivir con él para siempre: no estás llamado a ser un vagabundo, sino un peregrino que camina hacia la patria definitiva: el cielo.

Jesús le recuerda los diez mandamientos -diez palabras de vida-, como condición necesaria para heredar la vida eterna.

Pero no es suficiente cumplir los mandamientos como una ley, como un moralismo, que afecta al hombre desde fuera, pero sin tocar su corazón: Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme.

Esta es la puerta estrecha que conduce a la vida: dejarlo todo: tus proyectos, tus planes, tus deseos, tus bienes… ponerlo todo en las manos del Señor, y seguirle Él, dejando que el Espíritu Santo lleve tu vida.

Cristo te invita a que renuncies a todo aquello que te impide o te dificulta seguirle a Él. A unos les estorbará el dinero, a otros los afectos desordenados, a otros su orgullo, a otros su vanidad, a otros su fama, a tí... Poder entrar cada día en la voluntad de Dios es lo que te hará vivir con alegría. Por eso, el rico, se marcha triste.

Pregúntale hoy a Jesús: ¿Qué me falta para ser un buen discípulo tuyo?  ¡No tengas miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo. Quien se da a él, recibe el ciento por uno. Sí, abre de par en par las puertas a Cristo, y encontrarás la verdadera vida (Benedicto XVI).

Al cielo se sube ¡bajando!

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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