Lunes, 26 de septiembre de 2022

Santos Cosme y Damián

Lecturas:

Job 1, 6-22.  El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; bendito sea el nombre del Señor.

Sal 16, 1-7.  Inclina el oído y escucha mis palabras.

Lc 9, 46-50.  El más pequeño entre vosotros es el más importante

La Palabra que el Señor nos regala hoy, nos invita a hacernos pequeños: pues el más pequeño de vosotros es el más importante.

Este es el secreto de la verdadera grandeza: hacerse pequeño como un niño, esta es la verdadera humildad, sin la cual no se puede ser hijo del Padre celestial. Al cielo se sube bajando.

Los niños simbolizan a los auténticos discípulos. Hay que acoger el reino como un niño pequeño, recibirlo con sencillez como don del Padre, en lugar de exigirlo como un derecho. Acoge sencillamente los dones de Dios y da sin calcular.

Si vives como un niño, podrás tener una mirada de fe, confiada y descansada. Podrás descubrir la presencia y la acción del Dios bueno y misericordioso, que te ama más que nadie y quiere que seas feliz.

La santidad no es caer en un perfeccionismo narcisista que busca coleccionar virtudes como si la salvación fuera tu obra. La santidad es abandonarte en la misericordia de Dios, negándote a ti mismo, vivir en su voluntad, dejando que el Espíritu en ti la obra de la nueva creación.

Vivir con la confianza de un niño pequeño, y dejarse construir cada día por la acción del Espíritu Santo. Podrás vivir como hemos cantado en el Salmo: Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras.

Por eso, nos ha dicho la primera lectura: A pesar de todo esto, Job no pecó ni protestó contra Dios. Porque, aunque no entendía, confiaba.

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

Volver a reflexiones a la Palabra de Dios