Lunes, 22 de agosto de 2022

Santa María Reina

Lecturas:

2 Tes 1, 1-5.11b-12.  El Señor sea vuestra gloria y vosotros seáis la gloria de Él.

Sal 95, 1-5.  Contad a los pueblos las maravillas del Señor.

Mt 23, 13-22.  ¡Ay de vosotros, guías ciegos!

En la primera lectura, San Pablo comienza deseando a los a los Tesalonicenses gracia y paz,  síntesis de la vida cristiana: la gracia, el don gratuito del amor de Dios, acogido por el hombre llena el corazón de paz y alegría y le hace salir de sí mismo, le hace crecer vigorosamente en la fe y en el amor mutuo.

La experiencia de acoger el amor gratuito de Dios le lleva a salir de la soledad individualista para llevarle a la comunión con los hermanos, con la Iglesia.

Le lleva a vivir en la confianza en Dios, con paciencia y fe en medio de todas las persecuciones y tribulaciones… Así, el nombre de nuestro Señor Jesús será glorificado en vosotros y vosotros en él.

Este es el cántico nuevo, el canto de alabanza al que nos invita el Salmo: porque Dios te ama, está contigo, y hace maravillas en tu vida.

Y esto es lo que les falta a los fariseos de todos los tiempos.

Son guías ciegos porque, como dice san Agustín les gusta ser guías para los demás, indican el camino, pero no caminan; conocen la Escritura, pero no se dejan iluminar por ella; están más ocupados con las cosas de Dios que en tener un verdadero encuentro con Dios para vivir cada día haciendo la voluntad de Dios. Son más eruditos que discípulos.

Viven confiados en sus fuerzas y, por eso acaban trapicheando con el Evangelio y manipulándolo para no tener que cambiar de vida; acaban juzgando y despreciando a los demás, creyéndose mejores que los demás; y acaban cantando el cántico del hombre viejo: la queja, la murmuración, el resentimiento permanente. Han querido robarle la gloria a Dios, y al final se encuentran en una soledad poblada de aullidos.

Por ello, necesitas pedir cada día el don del Espíritu Santo. Para que no se endurezca tu corazón y puedas vivir siempre enamorado de Jesucristo, como un auténtico discípulo, a los pies del único Maestro para hacer su voluntad.

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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