Lunes, 16 de enero de 2023

Beata Juana María Condesa Lluch

Lecturas:

Heb 5, 1-10.  Siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer.

Sal 109, 1-4.  Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

Mc 2, 18-22.  El esposo está con ellos.

El evangelio de hoy anuncia que ha terminado la antigua Alianza y comienza la nueva.

Por eso, ahora no es tiempo de ayuno, señal de tristeza y penitencia; sino tiempo de alegría, porque Jesucristo es el Esposo, cuya presencia no permite más que gozo y alegría.

Jesús es el Esposo enamorado de su pueblo. Él inaugura los tiempos nuevos: tiempos de gracia y de misericordia.

Por eso, a vino nuevo, odres nuevos. Seguir a Jesús no es un mero cambio de “look”, un maquillaje, un cambio de apariencia.

No. Escuchar la llamada de Jesús, que te dice:  Ven y sígueme es comenzar una vida nueva: hay que nacer de nuevo, nacer de agua y de Espíritu (cf. Jn 3, 3-5).

       Jesús no quiere poner un parche en tu vida, no quiere ponerte una tirita: quiere hacerte un “trasplante de corazón”: cambiar tu corazón de piedra regalándote un corazón nuevo, un corazón de carne (cf. Ez 36, 25-28).

Esta operación la irá haciendo el Espíritu Santo en ti, porque para Dios no hay nada imposible (cf. Lc 1, 37).

Y así, irá apareciendo en ti el hombre nuevo que, como nos ha dicho la Palabra de hoy, no vive:

- en la autosuficiencia del que cree que lo sabe todo, sino dejándose guiar e iluminar cada día por la palabra de Dios que es viva y eficaz que juzga los deseos e intenciones del corazón.

- en el cumplimiento legalista, sino deseando hacer cada día la voluntad de Dios, como Jesucristo, que aun siendo Hijo, aprendió sufriendo a obedecer.

- en la rutina ni en la tristeza, sino en la alegría de vivir una fe viva, una relación con Jesucristo vivo y resucitado, que no es una “idea” sino el Esposo.

Y así, puede disfrutar de la fe, que no es una carga, sino un don; y de la vida, que no es una amenaza, sino una aventura.

      Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

       ¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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