Lunes, 15 de noviembre de 2021

San Alberto Magno

Lecturas:

1Mac 1,10-15.41-43.54-57.62-64. Una cólera terrible se abatió sobre Israel.

Sal 118. Dame vida, Señor, para que observe tus decretos.

Lc 18, 35-43   ¿Qué quieres que haga por ti?   -Señor, que vea.

El Evangelio nos muestra la escena impresionante del encuentro de Jesús con el ciego de Jericó.

En él estamos representados todos. Es nuestra propia historia.

Tantas veces, tú y yo estamos como el ciego: sentados al borde del camino, pidiendo limosna. Tantas veces estamos cansados y agobiados, desencantados y frustrados, taciturnos y “de vuelta” de todo, faltos de confianza y de esperanza, llenos de heridas…

Y, tantas veces, perdidos y desorientados vamos “mendigando” la felicidad y la vida, y se la vamos pidiendo a los ídolos: a los afectos, al dinero, al éxito, al poder, al placer, a la belleza…

Y así acaba aumentando nuestro desencanto, al comprobar que los ídolos no pueden darnos la vida. Y por ese camino, fácilmente terminamos viviendo una vida a la que no acabamos de ver el sentido.

Y en medio de esta historia, -tu historia-, grita al Señor, dile: ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!.

Y el Señor, que te ama y está ahí contigo, en medio de tus sufrimientos, te dice: ¿Qué quieres que haga por ti?

¡Ábrele el corazón al Señor! ¡Entrégale al Señor tu vida, tus sufrimientos, tus inquietudes, tus miedos, tus preocupaciones, tus heridas, todo aquello que no entiendes...! ¡Pídele lo que necesitas! No tengas miedo. Sincérate con el Señor.

Pero sobre todo, pídele como el ciego: Señor, que recobre la vista, que pueda ver. ¡Pide el Espíritu Santo! Para que puedas ver que el Señor está contigo, que no deja de amarte nunca.

Para que así puedas tener una mirada de fe sobre tu vida y sobre tu historia. Entonces tu corazón se llenará de esperanza. Y podrás seguir a Jesús alabándole y glorificándole por el camino.

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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