Lunes, 13 de septiembre de 2021

San Juan Crisóstomo

Lecturas:

1 Tim 2, 1-8. Que se hagan oraciones por todos los hombres a Dios, que quiere que todos se salven.

Sal 27. Bendito el Señor, que escuchó mi voz suplicante.

Lc 7, 1-10. Ni en Israel he encontrado tanta fe.

Hoy, la Palabra nos habla de la fe.

Dios te ha creado por amor y te “llama” a vivir una vida de amistad, de intimidad con Él. Nos lo ha dicho San Pablo: Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Lo decisivo no es que tú busques a Dios, sino que Dios te busca a ti. Lo fundamental no es que tú ames a Dios, sino que Dios te ama a ti. La iniciativa es de Dios, que es fiel, te ama con un amor gratuito y te llama a vivir esta vida nueva.

Pero esta invitación -como todas- se puede acoger o se puede rechazar: Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti (San Agustín).

Toda la vida es una respuesta constante a esta llamada. Esta es la conversión a la que el Señor te llama cada día: seguir a Jesucristo o seguirte a ti mismo. Esto es la fe.

En el Evangelio Jesús nos pone al centurión como modelo de fe: Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe.

La fe no es una teoría sino una vida: el centurión tiene una fe humilde y sencilla: no exige, suplica; no reclama, confía; no protesta, agradece; reconoce la autoridad de Jesús, de su palabra, que es Palabra de Dios, que tiene poder para curar, para salvar, para dar vida: una palabra tuya bastará para sanarme, uno, y único es el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús, todo el que cree en él tiene vida eterna.

Vivir en fe es dejar tu vida en las manos del Señor que te ama, que cuida de ti, que te da lo que necesitas en cada momento. Vivir de la fe es confiar en el amor de Dios, a pesar de las apariencias: aunque camine por cañadas oscuras nada temo…

¡Señor, aumenta mi fe!

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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