Lunes, 12 de julio de 2021

Lecturas:

Ex 1,8-14.22. Vamos a vencer con astucia a Israel, porque está siendo más numeroso y fuerte que nosotros.

Sal 123. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

Mt 10, 34-11,1. No he venido a sembrar paz, sino espadas.

Comenzamos hoy la lectura del libro del Éxodo que nos va a acompañar durante algunas semanas. El Éxodo nos invita a descubrir y vivir algunas verdades importantes:

Dios te ha llamado a vivir la fe no en solitario, sino formando una familia, un pueblo. El nuevo pueblo de Dios es la Iglesia. Dios no te ha creado para la soledad, ni para el individualismo narcisista autorreferencial y autosuficiente, sino para la relación, para la donación y para la comunión.

La fe no es una teoría, una ideología. La fe es un camino hacia la verdadera tierra prometida: el cielo. Un camino en el que el Señor va delante, guiando y acompañando a su pueblo.

La vida es una Historia. Historia de amor y de salvación que Dios va haciendo con su pueblo. Todo tiene sentido. Todo acontece para bien. Dios escribe recto con renglones torcidos. Todo está previsto por el Señor. Dios camina con su pueblo. Dios actúa en la historia, en tu historia.

Y la transforma, no haciendo lo que nosotros queremos, sino saliendo victorioso sobre todos los “faraones” que quieren mantenernos en la esclavitud… La verdadera libertad está en dejarse guiar por el Señor, para vivir en su voluntad.

La verdadera alegría viene de mirarlo todo con los ojos de Dios para poder ver su amor en medio de los acontecimientos de cada día.

La Escritura es una palabra viva, es como el eco de la historia de Dios con su pueblo. Una historia de amor y de salvación.

La fe es poder vivir esta historia de amor con el Señor. Ir respondiendo cada día a este Amor. Es vivir una aventura, en la que no está todo controlado, pero en la que confías en que el Señor te ama y cuida de ti.

Por eso, el Evangelio nos habla de la seriedad del seguimiento de Cristo. No es la seriedad taciturna del esclavo, sino la pasión del corazón enamorado. El amor no es un juego. No se vive a medias. Cuando estás verdaderamente enamorado, lo das todo.

Ese será un signo de si realmente te has encontrado con el Señor.

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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