Lunes, 11 de Octubre de 2021

San Juan XXIII

Lecturas:

Rom 1, 1-7. Por Cristo hemos recibido la gracia del apostolado.

Sal 97. El Señor da a conocer su salvación.

Lc 11,29-32.  A esta generación no se le dará más signo que el de Jonás.

Comenzamos hoy la carta a los Romanos, que nos va a acompañar durante unos días. En ella san Pablo se presenta como siervo, apóstol y elegido.

Tres palabras que miran a la evangelización: somos llamados y enviados por el Señor, por pura gracia, no para anunciarnos a nosotros mismos sino para suscitar la obediencia de la fe, para gloria de Dios.

¿Cuál es el testimonio que estamos llamados a dar hoy?

El Salmo nos ayuda a encontrar la respuesta: Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas, los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios. Aclamad al Señor.

El Evangelio es la buena noticia del amor gratuito de Dios; del perdón de los pecados, de la victoria de Jesucristo sobre el pecado, el mal y la muerte; de la vida nueva que el Espíritu Santo opera en el que acoge el Evangelio.

Y este es el testimonio que hemos de dar, sobre todo con nuestra vida, cantando el cántico nuevo, viviendo la alegría de la fe, viviendo -en medio de las dificultades de cada día- la presencia de Jesucristo vivo y resucitado que lo hace todo nuevo; y proclamando la obra que el Señor está haciendo contigo.

Y este es el milagro que puedes contemplar cada día, si lo miras todo con los ojos de la fe.

En el Evangelio Jesús dice que su generación es perversa, porque piden un signo, un milagro que justifique la autoridad de Jesús. Pero la fe no es cuestión de milagros, sino de un corazón humilde.

El Aleluya nos lo ha recordado: No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.

Si uno tiene el corazón endurecido… tampoco se convencerán aunque un muerto resucite (cf. Lc 16, 31).

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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