Lunes, 1 de noviembre de 2021

Todos los Santos Semana 31º del Tiempo Ordinario

Lecturas:

Ap 7, 2-4.9-14   Una muchedumbre inmensa de toda nación, razas…

Sal 23, 1-6   Éstos son los que buscan al Señor.

1 Jn 3, 1-3   Seremos semejantes a Él.

Mt 5, 1-12a   Dichosos, los pobres, los limpios, los humildes.

Celebramos hoy la solemnidad de Todos los Santos.

Hoy celebramos a esa muchedumbre inmensa que nadie podía contar, de la que nos habla el Apocalipsis; la multitud de los discípulos de Cristo que ya han alcanzado la meta de la vida eterna.

La Iglesia quiere que recordemos que, hasta que vuelva Jesucristo al final de los tiempos, sus discípulos, unos peregrinamos en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; mientras otros están ya en el cielo, glorificados, contemplando a Dios tal cual es.

Hay una comunión entre la Iglesia del cielo y la de la tierra. La Iglesia es:

- Iglesia militante que lucha y camina en la tierra para alcanzar la meta, que es la vida eterna;

- Iglesia purgante que se purifica para poder participar de la gloria de Dios;

- Iglesia triunfante que ha alcanzado ya la meta y vive junto a Dios para siempre.

Por ello, conscientes de esta comunión de todo el Cuerpo Místico de Cristo, tiene sentido el recuerdo y la oración a los santos. Ellos, ahora son semejantes a Dios y le ven tal cual es. Ellos ahora interceden por nosotros.

Ellos son santos no porque ganaran mucho dinero o fueran poderosos y ocuparan los primeros puestos, sino porque dejaron que el Espíritu Santo reprodujera en ellos la imagen de Cristo: les hiciera pobres, mansos, limpios de corazón, pacíficos, misericordiosos; porque lloraron sus pecados y tuvieron hambre y sed de la salvación.

Son santos porque en su vida fueron fieles a Jesucristo y vivieron cada día de su Palabra, vivieron cada día haciendo su voluntad, dóciles a la inspiración del Espíritu.

Este camino también lo puedes recorrer tú. Tú estás llamado a ser santo. Estás llamado a vivir cada día siendo fiel al Señor, dejando que el Espíritu Santo haga nuevo tu corazón según las Bienaventuranzas. Estás llamado a ser santo en medio de tu debilidad. El Señor ya cuenta con ella.

¡El Señor te llama! ¡Fíate de Él! ¡Ponte en sus manos! El que empezó en ti la obra buena, Él mismo la llevará a su término (cf. Flp 1, 6).

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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