Jueves, 9 de diciembre de 2021

San Juan Diego

Lecturas:

Is 41,13-20. Yo, el Señor, tu redentor y el Santo de Israel.

Sal 144. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad.

 Mt 11,11-15. No ha nacido uno más grande que Juan el Bautista.

En medio de este tiempo de Adviento, la Palabra que el Señor nos regala hoy nos presenta la figura de Juan el Bautista, de quien Jesús dice que es el mayor de los nacidos de mujer: Aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él, porque pertenece al tiempo de la misericordia, a la Nueva Alianza.

Juan el Bautista señala que llega el Salvador. Y nos invita a preparar el camino. El Aleluya nos invita a abrir el corazón al Señor, que viene, que llama a la puerta de tu vida: Cielos, destilad desde lo alto al Justo, las nubes lo derramen, se abra la tierra y brote el Salvador.

¿Quién viene? ¿Quién llama? Tanto el profeta Isaías como el Salmo nos lo anuncian con palabras llenas de ternura: El Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas… Yo, el Señor, tu Dios, te agarro de la mano y te digo: «No temas, yo mismo te auxilio»… tú te alegrarás con el Señor, te gloriarás del Santo de Israel; los pobres y los indigentes buscan agua, y no la hay; su lengua está reseca de sed. Yo, el Señor, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré, transformaré el desierto en estanque y el yermo en fuentes de agua; pondré en el desierto cedros, y acacias, y mirtos, y olivos… Para que vean y conozcan…, que la mano del Señor lo ha hecho, que el Santo de Israel lo ha creado.

Viene el Señor, que te ama. Que te ha creado por amor. Que cada día te dice: no tengas miedo, que te amo tal y como eres, con tus pobrezas y debilidades, que no dejaré de amarte nunca, y que quiero hacer en ti la obra de la nueva creación.

Estoy a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo (cf. Ap 3, 20).

¡No tengas miedo! Ábrele el corazón al Señor. No viene a quitarte nada, sino a dártelo todo. Nadie te ama como Él.

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).
¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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