Jueves 4 de Febrero de 2021

Lecturas:

Heb 12, 18-19. 21-24.  Vosotros os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo.

Sal 47. Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo.

Mc 6, 7-13.  Los fue enviando.

Contemplamos en el Evangelio como Jesús envía a los doce apóstoles en misión.

Jesús invita a sus discípulos a dar un paso más en el seguimiento, en el discipulado: son discípulos misioneros. Esta misión se realizará plenamente con el don del Espíritu Santo en Pentecostés.

Dios no te ha creado para la soledad, sino para la relación, la comunión y la donación, y te ha llamado a vivir la fe no de una manera solitaria, sino en una familia, en un pueblo, que es la Iglesia.

 Jesús los manda de dos en dos: han de ser testigos; no conferenciantes, que hablan de conocimientos meramente aprendidos; ni “chismosos”, que hablan de oídas. El auténtico anuncio del evangelio es dar fe de que la palabra de Jesús tiene vida eterna, dar fe de que Dios existe y actúa en la vida de cada día, dar fe que el Evangelio es, de verdad, una buena noticia.

Jesús los manda en pura gratuidad. No deben confiar en los medios humanos, sino en el nombre de Jesús. No deben preocuparse por el éxito. Han de testimoniar su absoluta confianza en Dios, que cuida del discípulo. Su vida será, así, signo de que el Reino de Dios ha llegado en Jesús.

 Deben predicar la conversión, expulsar demonios y curar enfermos. Las tres cosas van juntas. No se pueden separar. La predicación debe ir acompañada de la curación de los enfermos, curación corporal y espiritual. Estas sanaciones serán signo de un don mayor: anuncio de la nueva vida, que procede del Señor, y preanuncio de la resurrección y la vida eterna a la que Dios nos llama.

Y también de expulsar los demonios: todas las mentiras y engaños que inducen al hombre a dudar del amor de Dios y querer ocupar su lugar: la soberbia, el orgullo, el odio, la codicia… son sometidas, derrotadas y convertidas por el poder de la Palabra de Jesucristo y el don de su Espíritu.

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

Volver a reflexiones a la Palabra de Dios