Jueves, 30 de junio de 2022

Santos Protomártires de la Santa Iglesia Romana

Lecturas:

Am 7, 10-17.  Ve, profetiza a mi pueblo.

Sal 18.  Los mandamientos del Señor son verdaderos.

Mt 9, 1-8.  La gente alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.

La Palabra que el Señor nos regala hoy nos invita, como cada día, a la conversión. Nos lo ha anunciado el Aleluya: Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.


Tal vez, el principal obstáculo para la conversión sea el endurecimiento del corazón, fruto del orgullo y de la soberbia. Endurecimiento que se manifiesta tantas veces cuando decimos ¿y de qué me tengo que convertir?


Por eso, la Iglesia nos invita a comenzar todas las mañanas la Liturgia de las Horas, con el salmo que nos dice: ojalá escuchéis hoy la voz del Señor. No endurezcáis el corazón.

Y por eso, el Señor envía constantemente profetas a su pueblo, como vemos en la primera lectura. Profetas enviados a afirmar el señorío de Dios y a anunciar una palabra de juicio, es decir de anunciar cuál es la voluntad de Dios. Una palabra que invita a la conversión, a ajustar la propia vida a la voluntad de Dios.

Una palabra que alegra del corazón de los humildes, que da luz a los ojos, que conduce al temor del Señor, que no es tenerle miedo, sino uno de los dones del Espíritu Santo, que nos lleva a tomar en serio nuestra vida y nuestra fe.

Y, entonces, es cuando uno se reconoce pecador y experimenta la alegría del perdón, el regalo de la reconciliación. Y entonces, del corazón brota la alegría, la admiración, la gratitud y la alabanza.

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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