Jueves, 29 de septiembre de 2022

Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

Lecturas:

Ap 12, 7-12a. Miguel y sus ángeles declararon guerra al dragón.

Sal 137, 1-5. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

Jn 1, 47-51. Veréis subir a los ángeles y bajar sobre el Hijo del Hombre

Celebramos la fiesta de los Santos Miguel, Gabriel y Rafael.

¿Qué es un ángel? El ángel es una criatura que está en la presencia de Dios y es servidor y mensajero suyo. Vive en Él y para Él. Lleva a Dios a los hombres y les hablan de dónde está la vida: en Dios. ¡Sólo Dios basta!

San Miguel hace presente el Señorío de Dios contra los ataques del demonio que cada día quiere hacerte creer que tú eres dios, y te invita a rebelarte contra Dios: contra su Palabra, que te la presenta como una “amenaza” en vez de como una Buena Noticia; contra la historia que está haciendo contigo, haciéndote dudar del amor de Dios y tratando de llevarte a la tristeza y la murmuración, incapacitándote para la obediencia y para la alabanza.

San Miguel, al poner en el centro a Dios, hace que brille su luz y que puedas recibir el Espíritu Santo, que te da un corazón nuevo y unos ojos nuevos, para mirarlo todo con los ojos de la fe y ver el amor de Dios en medio de tu vida. ¡Este es el gran milagro que puedes ver cada día!

San Miguel nos recuerda que está “guerra” está ganada: Porque han derribado al acusador de nuestros hermanos… Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero.

San Gabriel es el mensajero de la encarnación Dios. Y no sólo llama a la puerta de María. Es el que, en nombre del Señor, hoy está llamando a la puerta de tu corazón.  Si le abres, experimentarás que no estás solo y que dentro de ti empieza a brotar un manantial de agua que salta hasta la vida eterna.

San Rafael tiene la misión de curar. El hombre herido, necesitado de curación, eres tú y soy yo. Dice Benedicto XVI que anunciar el Evangelio significa ya de por sí curar, porque el hombre necesita sobre todo la verdad y el amor.

Dos curaciones realiza San Rafael, según el libro de Tobías: cura la comunión tantas veces herida entre el hombre y la mujer, expulsando los demonios que desgarran y destruyen su amor.

Y cura la ceguera. Hoy estamos ciegos muchas veces respecto de la luz de Dios. Y esta ceguera se cura mediante la fe. Creyendo, confiando, acogiendo la Palabra del Señor y dejándote iluminar por ella. Y entonces verás cosas mayores. Si crees verás la gloria de Dios.

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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